Concordia para una cultura del encuentro

El Paraguay ha transitado ya casi tres décadas en la construcción de sus instituciones democráticas, con luces y sombras.

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Una de las conquistas de la transición democrática ha sido, hasta ahora, la transparencia de las elecciones mediante un buen trabajo realizado por el Tribunal Superior de Justicia Electoral, garantizado por el sistema de Transmisión de Resultados Electorales Preliminares, TREP.

La jornada comicial del domingo 22 de abril pasado transcurrió con normalidad y tranquilidad, con más de 2.500.000 electores que acudieron a depositar sus votos. Indudablemente, ha sido una fiesta cívica, donde los ciudadanos han demostrado madurez y responsabilidad.

El proceso electoral no ha culminado. Ahora se están juzgando las actas para confirmar los resultados y proclamar a las nuevas autoridades personales y colegiadas que han sido electas. Este es un momento especialmente delicado, que requiere del compromiso y la actuación responsable y prudente de los líderes políticos para que todo se pueda desarrollar en el marco del respeto a los procedimientos establecidos.

Los que han participado como candidatos y que tienen cuestionamientos, están en su derecho de reclamar y controlar. No hay duda de que la voluntad de todo ciudadano, expresada en cada voto, debe ser respetada. La legitimidad de los que son electos y proclamados debe ser indubitable, pues ello garantizará la gobernabilidad y las condiciones propicias para lograr los consensos, tan necesarios para la consecución del bien común de la sociedad.

Todos debemos cuidar la credibilidad de nuestras instituciones democráticas, pues de su fortalecimiento depende poder avanzar en la profundización de las políticas públicas que favorezcan mejores condiciones de vida para tantos hermanos que hoy están en situación de vulnerabilidad.

Como sociedad, necesitamos concordia y pacificación de los espíritus para encarar con generosidad y decisión las transformaciones institucionales, culturales y sociales que posibilitarán el desarrollo que reclama nuestro pueblo.

Al terminar el proceso electoral, los líderes políticos deben propiciar y encaminar la cultura del encuentro, como nos propone el Papa Francisco, para unir voluntades y esfuerzos en pos del Paraguay que soñamos, queremos y necesitamos construir.

(*) Obispo de las FF.AA. y Policía Nacional.

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