Consecuencias de ganar como sea

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En los corrillos de la Conmebol, el pasado fin de semana, durante la presentación de la dupla oficialista Santiago Peña-Luis Gneiting, se vieron algunas escenas y se escucharon aseveraciones que pintan un cuadro de lo que es y será el cartismo en su intento de mantenerse en el poder.

Un mensaje que hicieron correr varios dirigentes oficialistas es que la chapa designada por el presidente ganará la elección interna sea como sea. Este anuncio es tomado por algunos disidentes como una advertencia, con consecuencias difíciles de medir.

El acto tuvo también ribetes pintorescos (o grotescos, según se vea), con algunos actores y actrices que parecían sacadas de un museo de cera del stronismo, de existir un lugar así (a lo mejor habría que inventarlo y poblarlo de modelos vivos, como atractivo turístico).

El discurso más interesante, como era de prever, no estuvo a cargo del candidato, sino del presidente Horacio Cartes.

El mandatario cargó contra la oposición y, especialmente, contra sus adversarios internos de Colorado Añetete, a los que acusó de haber sido los responsables de incendio del Congreso del 31 de marzo pasado.

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Puso en duda que luego de las internas se produzca el famoso “abrazo republicano”, al señalar que el sector que lidera el senador Mario Abdo Benítez incurrió en cuestiones muy graves.

Cargó nuevamente contra la senadora Blanca Ovelar a quien, evidentemente, no le perdona haber revelado que él, en junio de 2015, intentó comprar su adhesión, con una oferta directa, a través de la senadora Mirta Gusinki, del cargo de presidenta del Senado, además de dinero en efectivo.

Que el presidente maneja a varios legisladores colorados y opositores, pasándoles plata, es un secreto a voces desde el inicio de su gestión. Sin embargo, al mandatario le molestó en particular que lo haya confirmado una senadora que, según considera, llegó al cargo solamente porque él se lo dio. Lo mismo piensa, por ejemplo, del senador Arnoldo Wiens.

Es obvio que Santiago Peña tampoco hubiera llegado donde está ahora si no fuera por la decisión del presidente, lo cual significa que no tolerará una eventual futura insubordinación, en el caso de que el exministro llegue a ser presidente.

Según dicen quienes lo conocen bien, Cartes tiene un profundo desprecio por todos los políticos, pero en particular por aquellos a quienes les hizo favores prestándoles o dándoles dinero. Al único que se sabe con seguridad que le cobró unos US$ 200.000 fue al expresidente Nicanor Duarte Frutos, en agosto del año pasado.

El presidente está dispuesto a poner en esta interna el dinero que haga falta, como hizo con la elección de julio de 2015 cuando ganó su candidato, el diputado Pedro Alliana. En aquella ocasión se vanaglorió públicamente de que no se gastó ni un peso del Estado en la campaña porque él puso todo de su bolsillo.

El argumento del cartismo para que los colorados voten por Peña es que es el candidato con mejor perfil e imagen para ganar las elecciones generales en 2018.

Sin embargo, tal como están las cosas en la oposición, dividida y sin un candidato seguro, la disidencia colorada, con la figura del senador Abdo Benítez, también cree que tienen las mejores perspectivas de ganar la elección.

Aunque el cartismo tenga de su lado la mayoría de los dirigentes, el voto colorado en esta oportunidad en realidad es imprevisible. La duda es si el anuncio en el acto de la Conmebol incluye hacer trampa, como ya se concretó en ocasiones anteriores en la ANR. ¿Aceptarán los disidentes los hechos consumados? ¿La ciudadana en general quedará sin reaccionar? Ya lo veremos.

mcaceres@abc.com.py