Contradictoria indignación

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Con Karina Rodríguez se destapó la caja de los truenos. Hacían falta más redes para contener todo el enojo –expresado desde la decencia hasta la grosería más burda– de todas las personas que participaron de la competencia.

Sí, Karina cometió un error que no debería haber cometido nunca. No se puede –no se debe– predicar para los demás y no para sí mismo. Lo que se dice para afuera tiene que decirse también para adentro. Ella supo, tenía que saberlo, que su firma en la planilla de asistencia de su asesor era irregular.

Ahora bien, al parecer el daño al Estado era de doce millones de guaraníes. Sí; no es el monto, sino la actitud. Y aquí viene una cuestión que paso a exponer:

Los exministros de Agricultura y Ganadería, el senador liberal Enzo Cardozo y Rodi Godoy, más una pandilla de estafadores encabezada por el “agricultor” Silvio Riveros, robaron al Estado, a miles de pequeños agricultores, 68.000 millones de guaraníes. Todos los medios de prensa se ocuparon del caso. Y nada. Ni una voz indignada.

Enzo Cardozo sigue cobrando como senador, es miembro del Consejo de la Magistratura; y Silvio Riveros continúa trabajando en una propiedad sobre la que pesa la orden judicial de no innovar. Y la propiedad, ubicada en Ybycuí, compró al contado por tres mil doscientos millones de guaraníes. Fue poco después de que Rodi Godoy le transfiriera, “para los campesinos”, cuatro mil millones de guaraníes. A esta propiedad deben agregarse muchas otras: edificios, vehículos lujosos, maquinarias agrícolas, etc. De vendedor de verduras en el mercado de abasto saltó a convertirse en empresario “exitoso”. Su suerte, y la de todos sus socios, subieron por las nubes cuando encontraron quien les firmara los cheques a manos llenas.

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Enzo Cardozo y Rodi Godoy pasaron por encima de todos los canales que la ley traza para el control del dinero público.

Los fiscales que investigaron el caso reunieron las pruebas de la colosal estafa luego de una minuciosa investigación y presentaron su denuncia ante juez de garantía, y a partir de allí comienza a moverse la maquinaria de impedir que se haga justicia, o sea, que los delincuentes vayan a la cárcel.

De las casi 250 páginas del expediente fiscal, copio este párrafo: “Ante los reclamos de dichos miembros (de los comités de productores) a Silvio Riveros (presidente de una supuesta Federación de Productores Hortícolas) este les manifestó que la plata no sobraba porque tenía que ser repartida entre ellos, es decir, entre la Fenaprofhp, los funcionarios del Ministerio, inclusive el Ministro y contralores...”. Y no solo lo dijo Riveros, según los productores, también Lidio Irala, vicepresidente de la supuesta Federación.

Una funcionaria del ministerio de Agricultura, Gladis Mendoza, contó a los fiscales que Silvio Riveros se iba siempre junto a Enrique Sanabria, secretario privado del ministro, y también junto a Enzo Cardozo. La funcionaria creyó que Riveros era una alta autoridad por la forma en que se manejaba en la institución.

Por la cantidad de resoluciones de transferencia firmadas por Enzo Cardozo y luego por Rodi Godoy, que le sustituyó en el cargo de ministro, se entiende que Silvio Riveros casi no saliera del despacho ministerial. Y cuando lo hacía, era para cobrar el dinero y depositar en su cuenta. Era dinero sobre el que no rendía cuenta. Su rendición, de acuerdo con los documentos, era un disimulo. Y aun así se le seguía proveyendo de cantidades colosales.

¿Y qué hay de Enzo Cardozo, Rodi Godoy, Silvio Riveros, Lidio Irala y un largo etcetera? Nada. Disfrutando del dinero que tenía que haber sido para los productores.

¿Y a quién le indigna? A nadie.

Entendemos. Es lo de siempre. Si en vez de sesenta y ocho mil millones de guaraníes hubiera sido doce millones, las redes sociales habrían reventado por la indignación de la gente.

En nuestro país se instaló la perversa idea de que hay que robar mucho para no ser molestado.

alcibiades@abc.com.py