Cuando no importa nada

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“A nosotros solo nos importan los votos”. Esa fue la respuesta que dio el gobernador de Canindeyú, Alfonso Noria, cuando en ABC Cardinal se le preguntó si alguna vez investigó a sus colaboradores políticos, entre los que estaba hasta no hace mucho Vilmar “Neneco” Acosta Marques.

Noria no negó en momento alguno su cercanía con el hombre señalado como narcotraficante y autor intelectual del asesinato del corresponsal de ABC Color Pablo Medina y hasta reconoció que tiene numerosas fotos con el exintendente de Ypejhú.

El gobernador, que de humilde profesor pasó a millonario, según revela el informe de una comisión del Congreso, no denunció siquiera una sola vez el actuar de los narcotraficantes en el departamento de Canindeyú. “No es mi función”, dijo.

Noria no es sino un ejemplo más de cómo a la clase política paraguaya no le importa absolutamente nada las vías que se utilicen para cumplir con las ansias de ocupar un cargo que le permita acceder a un poco de poder.

Todo, acompañado del silencio cómplice de sus partidarios.

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Sobre el gobernador de Canindeyú pesa una denuncia de supuesto enriquecimiento ilícito presentada ante la Fiscalía de Lavado de Dinero por la Comisión Bicameral de Investigación que había sido instaurada poco después del asesinato de Medina. A pesar de ello, en filas del Partido Colorado decidieron mantener el silencio y el Tribunal de Conducta de la ANR no ha abierto siquiera un sumario contra Noria, mucho menos se han planteado la posibilidad de expulsarlo a pesar de este proceso y de las innumerables denuncias que lo señalan como supuesto protector de narcotraficantes. “No podemos basarnos en suposiciones”, defendió el presidente electo de este partido, Pedro Alliana.

Ya nada puede extrañar de un partido que expulsó de sus filas a “Neneco” por haber abandonado su cargo y no por las denuncias que pesan en su contra por narcotráfico y asesinato. Es decir, que si Acosta Marques no se hubiera fugado, probablemente seguiría contando hasta hoy con el apoyo del esqueleto partidario colorado.

Y después repiten hasta el cansancio que buscan la renovación del partido.

Mirando estas realidades, resulta hasta fácil entender el porqué personajes vinculados al crimen organizado, corrupción, estafa y hasta lamentables hechos de abuso sexual siguen enquistados en los partidos políticos paraguayos y gozando del apoyo de los correligionarios que cada vez que pueden lanzan loas en su honor.

Al fin y al cabo, lo único que realmente importa no es la preparación, la idoneidad o cuando menos la ética intachable, sino la capacidad de aportar económicamente para que el partido (el que sea) pueda llegar a sus objetivos electorales.

Los tribunales de conducta son lentos para actuar ante denuncias graves, pero rápidos contra quienes no acataron las disposiciones de la claque de turno.

Si realmente persiguen el bien de la ciudadanía, las cúpulas partidarias deben tomar con urgencia medidas para limpiar sus filas de personas moralmente cuestionables o vinculadas al crimen organizado. Una ley de financiamiento político, por ejemplo, es un paso clave en esto.

Mientras no lo hagan, que Dios (o el destino o el ser superior en el que crea usted y esté suficientemente calificado) nos salve del camino a un país en el que el crimen reine cada vez más.

@juankilezcano