Cuartel de la Derrota

La Constituyente del 92 condenó la extinción de nuestras últimas extensiones boscosas al sancionar la penalización de los “latifundios improductivos”. Porque ante una medida llena de efectismo como insensatez, la reacción de los propietarios fue igualmente simple e insensata: la tala de miles de hectáreas de bosques para que se evadieran de la categoría de “improductivos”.

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Sucede lo mismo casi siempre –en el ámbito natural como urbano– cuando se toman decisiones sin que se midan adecuadamente, las consecuencias. Como ahora con el intento de sustracción del Cuartel de la Victoria, una de las pocas instalaciones que recuerdan con dignidad y naturaleza, la gesta del Chaco. Al repasar los comentarios sobre el hecho, podemos percatarnos de que los problemas de nuestro país van afectando –y seriamente– nuestra capacidad de discernimiento. Pues pareciera que dar una primicia o causar impacto en la opinión pública, nos inhibe de orientarla. De instar a la observancia de la ley, de los procedimientos correctos. Asumiendo al mismo tiempo una clara posición en contra de toda prepotencia y condenando la violencia que esgrimen aquellos que –SABEN– no tienen ninguna razón ni derechos.

Al leer sobre los procedimientos en curso, me vuelve a la memoria el triste deambular del arquitecto Homero Duarte, artillero de los aviones Potez durante la contienda, pretendiendo el apoyo de las autoridades para el sembrado de 36.000 arbolitos en el banco San Miguel –uno por cada paraguayo muerto en el Chaco, según nos explicaba– y fundar con ellos el Parque de la Paz. Lo había tomado como un deber hacia sus compañeros pues él mismo pasó los años de la guerra en un recinto de hierro y vidrio colgado del fuselaje de la aeronave para ejecutar su misión de artillero. Lo peor de todo no era la lentitud del Potez –nos decía Homero– sino que los disparos tenían que hacerse a baja altura “lo que me permitía ver también, claramente, los cañonazos que el enemigo dirigía hacia mí”, memoraba el excombatiente mientras su mirada vagaba hacia el Chaco frontero, soñando tal vez con su anhelado parque. Las reticentes voluntades que impidieron su concreción, son seguramente semejantes a las que hoy propician la destrucción del Cuartel de la Victoria.

Ante el hecho, habría que preguntarse: ¿quién decide lo que es un “espacio ocioso”? ¿Qué institución o instancia legal determina que un parque consagrado a la memoria histórica “es demasiado terreno”? O mejor: ¿para qué están el Indert, la SAS, la SNC, la STP, el MDN, las Gobernaciones y los Municipios si un arrebato electoralista es más importante que lo que estas instituciones puedan dirimir en cuestiones de su competencia? ¿Por qué declamamos en favor de los necesitados si los excombatientes –más necesitados que nadie– se fueron en medio de nuestro clamoroso olvido y los que se fueron, ni siquiera pueden descansar en paz?

La pasiva actitud del Ministerio de Defensa Nacional (MDN) nos permite entender por qué el EPP sigue siendo una amenaza. ¿Y la Policía Nacional? Unos vulgares patoteros irrumpen con violencia en un bien del dominio público y las “fuerzas del orden” no actúan para que “no haya derramamiento de sangre”. La del Paraguay debe ser la única fuerza policial en el mundo que teme un “derramamiento de sangre”. Nos toman del pelo... o tienen a un discapacitado como comunicador institucional.

Y en la acera opuesta: ¡qué fácil es congraciarse con la gente pobre, dejándole hacer lo que quiere! Pareciera que para demagogos y oportunistas, la pobreza puede justificar cualquier atropello. ¡Y las campañas electorales también! Sin que en contrapartida, intentemos la pedagogía del respeto. La necesidad de que la solidaridad a la que todos estamos obligados, tengan la responsabilidad como patrón de nuestros actos. Del que da y del que recibe. Porque si la carencia de algunos debe ser satisfecha, rápido y mal, todo el andamiaje legal de la república está en entredicho. Si llegara a admitirse semejante despropósito, todos nuestros parques nacionales están en peligro. Si se acepta la doctrina jurídica del “masiado mucho ko tienen”, todos los que tengamos un terreno o una parte de nuestra vivienda “en desuso”, estamos ante el riesgo de sufrir el mismo despojo.

Si los violentos se salen con la suya, infligiremos una derrota a nuestro ejército del Chaco. Y precisamente en SU “Cuartel de la Victoria”.

jorgerubiani@gmail.com

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