Cuentacuentos

SALAMANCA. Hay un dicho porteño que aconseja: “Agarrá los libros que no muerden”. Pero como tantos otros dichos creo que está equivocado. Los libros sí muerden y transmiten, no la rabia, como los perros, sino otra enfermedad mucho más grave y menos perceptible. Los libros transmiten la enfermedad de pensar, la costumbre de discurrir, el vicio de analizar y el deseo de conocer. Todas estas manías pueden resultar extremadamente peligrosas para quienes viven y se lucran precisamente de todo lo contrario. Si miramos a nuestro alrededor nos convenceremos que es así.

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El gesto del presidente Horacio Cartes de no entregar personalmente el Premio Nacional de Literatura, como está contemplado en la ley correspondiente, es un insulto muy grave a la clase intelectual de nuestro país. El haber enviado a otra persona no muy significativa ha agravado más esta verdadera grosería a la que hay que sumar los tres meses de retraso que tuvo dicha entrega.

Esta es una buena oportunidad para recordarle al señor Cartes y su cohorte de adulones, que no es el premio el que honra a una persona, sino es la persona la que honra al premio. Y en este caso, la labor de Susy Delgado y su misma persona –recta, seria, trabajadora, sencilla– son un verdadero lujo para dicho premio. No es Susy Delgado la que tendría que sentirse halagada por la entrega del premio de manos del presidente Horacio Cartes; es Horacio Cartes quien tendría que sentirse honrado de poder entregar dicho premio a una escritora de tanto mérito. Y por aquello de “sic transit gloria mundi” (las glorias del mundo son pasajeras) que dicen que se la repiten al papa el día de su coronación para no dejarse marear por tanta solemnidad, también alcanza a los jefes de Estado o de Gobierno. Cuando dentro de un par de años se apague su estrella política, Cartes pasará a ser un oscuro ciudadano más mientras la labor de los escritores seguirá íntegra en los anaqueles de las bibliotecas con todo su contenido incorruptible.

Se ha llegado a tal punto de envilecimiento que es muy difícil poder separar lo que es correcto de lo que es incorrecto. Y como parte de ese envilecimiento también figura el desprecio que se hace de quienes trabajan con el intelecto. No es este caso un hecho aislado y accidental. Por ejemplo: ¿envió el Gobierno a una persona que le representara en el sepelio de Ramiro Domínguez, un héroe intelectual de nuestro tiempo? No. Nadie. No tiene ningún significado que una persona haya dedicado ochenta y ocho años de su vida a enriquecer la cultura del país. Para más inri murió pobre porque no se dedicó a robar el dinero del Estado.

El gesto de Cartes tiene que ser considerado como una verdadera afrenta a los trabajadores de la cultura de nuestro país. El premio tendría que haber sido entregado el pasado mes de noviembre, cuando el primer mandatario, en lugar de ocuparse de realizar el trabajo para el cual fue elegido por los ciudadanos y pagado con el dinero de nuestros impuestos, se encontraba muy ocupado corriendo atrás de su inventado candidato a la presidencia del Partido Colorado cuya aventura terminó en una humillante derrota. Este trabajo proselitista no figura entre sus atribuciones, pero la ley del Premio Nacional de Literatura, instituido en 1997 sí dice explícitamente que la entrega debe ser en un acto público, en el Salón Independencia del Palacio de Gobierno y presidido por el Presidente de la República. Nada de esto sucedió.

No sé si fue una coincidencia o un intento de borrar este gesto imborrable, pero dos días después fue a una escuela en el barrio San Francisco a la apertura del año lectivo “para dar la bienvenida a los chicos en el primer día de clase y compartir la lectura de libros de cuentos con los más pequeños para fomentar la lectura en las instituciones educativas” según un comunicado de la presidencia. Fue allá y dejó una esquela mal escrita, con errores de ortografía. Lo último que queda por desear es que no les haya contado a los niños los mismos cuentos impúdicos que nos ha venido contando a todo el país durante los últimos cinco años.

jesus.ruiznestosa@gmail.com

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