Curiosos de qué pensamos

Un esposo hizo correr en las redes la foto de un dibujo peculiar: el pensamiento de su esposa en garabatos y listas. La foto gustó tanto a mujeres como a hombres. A ellas porque compartía similitudes y las identificaba, y a ellos, bueno, porque no siempre se tiene a mano un mapa del cerebro femenino. La mujer dibujó un compilado de temas que abarcaban la casa, los niños (sobre ellos puso: “son maravillosos y malvados al mismo tiempo”), el tamaño de sus pechos, la comida, facturas para pagar, la música y una deuda que tenía como estudiante. Todo esto generado por la simple pregunta de su marido: “¿En qué estás pensando?”.

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Dicen comúnmente que las mujeres cuando perciben muy callados a sus esposos deducen que está pensando en otra mujer. En cambio, el hombre tiene más necesidad de saber qué piensa su mujer; quizás previniendo el que ella esté pensando en cambiar el ritmo de la cómoda rutina de los años juntos. A muchas se les ocurre retomar el estudio o alguna actividad que quedó en el tintero y ahí empieza el problema conyugal: “¿Para qué querés hacerlo ahora si no necesitás?”.

En las entrevistas que llevo haciendo durante años, tengo acceso a los pensamientos de mis congéneres, y puedo decir que la mayoría casi siempre ha debido postergar ciertos deseos o sueños de universidad o actividad porque se convirtió en mamá y se le fue el tiempo. Pero, por otro lado, confiesan orgullosas que “ser mamá te convierte en otra persona, cambiás tu forma de ver la vida, de pensar”.

La apariencia también ocupa un lugar muy importante en la mente femenina, mucho más hoy con la dictadura del consumismo. Intelectuales o no tanto, todas pensamos en usar ropa, maquillaje y/o accesorios que proyecten cómo somos, cómo queremos ser o, también, cómo no queremos que nos vean y piensen. Vestirse, arreglarse o producirse, como se dice ahora, puede ser tan torturador como divertido, depende no solo de la moda sino del acontecimiento y fundamentalmente de la personalidad.

El estudio es otro pensamiento femenino que “acosa”. Títulos y más títulos para las estudiosas, ya desligado de “la fea de lentes” como dice la canción de Eduardo Capetillo.

El pensamiento femenino, según varias ciencias (antropología, psicología, neurología), es más global que el masculino, más intuitivo. He ahí por qué el hecho de que las mujeres veamos miles de cosas en aquella mujer que el hombre encuentra espectacularmente hermosa (sexual, sensual, atractiva) no siempre es una cuestión de celos, envidia y competencia. La mente femenina puede asimilar infinidad de pequeños detalles, acumula, aglutina.

Por supuesto que muchas cosas pueden ir variando respecto al pensamiento, tenemos la educación, la crianza, el temperamento y las experiencias de vida particulares.

No sé si es posible dibujar nuestros pensamientos, pero no es una mala idea buscar maneras de expresarlos, con la precaución de dejar algo en reserva. Me aconsejaba una mujer mayor, que se consideraba feliz en sus bodas de oro: “Mi marido suele verme en silencio y me pregunta en qué estoy pensando. Y yo le contesto: ‘¡Ah la pucha vos, hasta mis pensamientos querés!’. No hay que contar todo lo que se piensa, porque eso es algo propio, una charla interior”.

lperalta@abc.com.py

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