Para Olimpia, ganar el clásico era esencial para seguir metiéndole presión al líder Sol de América, que hoy tendrá que hacer lo suyo en su visita a General Díaz.
Para Cerro, perderlo fue prácticamente quedar fuera de la lucha del Apertura y enfocar todos sus esfuerzos hacia la Copa Libertadores y el cruce con Boca.
En uno de los Superclásicos peor organizados de los últimos tiempos, los grandes claros que mostró el estadio estuvieron acordes a la absurda previa que envolvió al espectáculo en sí.
La novena victoria consecutiva del equipo de Jubero no mostró a ese equipo avasallante y capaz de desequilibrar en cualquier momento, salvo los quince minutos posteriores al 2 a 0 parcial.
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Es más, esta vez la pelota quieta marcó el camino de los franjeados, de la mano, o mejor dicho, del pie de un Mendieta que cada vez asume mejor la conducción del equipo.
La pegada justa para el gol de Leguizamón y la caricia letal para su gran anotación, pusieron una vez más al Willy en lo más alto del podio, en una situación que se va haciendo costumbre, secundado por un Barreto que tuvo tres tapadas fundamentales.
En Cerro, el ingreso de Cecilio Domínguez plantó incertidumbre a un juego que pintaba para una goleada franjeada, también sobresalió lo de Jorge Rojas y Fabbro, en un claro contraste con la floja labor del expulsado Beltrán y una de las peores actuaciones de la “Pantera” Leal, desde su arribo a Barrio Obrero.
Allí radicaron las diferencias, en un trámite poco predecible en el que Olimpia contaba con mayor caudal de juego, pero era Cerro el que había dispuesto de las mejores oportunidades para abrir el marcador.
El pecado azulgrana a la hora de la marca en su propia área, fue fundamental para el primer gol y es válido recordar que el tiro libre magistralmente ejecutado por el Willy, llegó tras un grave error de Oviedo.
Cuando los jugadores decanos hacían fila para marcar el tercer gol, el descuento de Domínguez angustió hasta el segundo final a los corazones franjeados, que terminaron a puro festejo y desahogo.
El debut del árbitro Galeano no ha sido bueno en lo global, con un inicio fallido al no sancionar penal en perjuicio de Julián Benítez y varios errores como aquella tremenda falta de Torales contra Bareiro, sin sanción ni tarjeta.
De la euforia a la angustia que antecedió al festejo final, Olimpia ganó el partido más esperado de todos y ahora va por un Libertad en gran ascenso.
En tanto que Cerro deberá optimizar varios puntos para estar a la altura de ese desafío llamado Boca Juniors, tras este revés que lo dejó fuera de la pelea en el fútbol local.
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