Democracia en retroceso

El último informe de Latinobarómetro confirma que el apoyo a la democracia viene bajando en la región desde hace cinco años. El descenso es lento, pero sostenido. En muchos casos se refleja con la explosión de conflictos sociales, mientras que en otros quedan ocultos acumulando descontento.

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Uno de los datos más relevantes del informe es que el apoyo al modelo democrático retrocede a pesar de que el bienestar económico crece. En una primera mirada parecería una contradicción, pero observando con mayor detenimiento está claro que una cosa son los indicadores económicos y otra diferente son las instituciones democráticas.

El crecimiento económico no está asociado a la democracia porque en medio de la desigualdad crece y la desconfianza hacia las instituciones va en aumento. La bonanza económica se concentra en los estratos más altos de la sociedad. Cada año que pasa la confianza en los gobiernos pierde apoyo porque no tienen capacidad de responder a las crecientes demandas ciudadanas.

Los datos del informe son el diagnóstico del descontento que vive la región con sus autoridades y la forma como impacta eso en las instituciones. Los indiferentes, los que no tienen opinión sobre el modelo democrático, van en aumento. La base de apoyo se va achicando. 

La seguidilla de casos de corrupción que toca a las más altas autoridades y atraviesa la región sembró dudas sobre el sistema democrático. La destitución por corrupción de Dilma Rousseff en Brasil, la investigación a la esposa del presidente de México, Enrique Peña nieto, por indicios de malversación, el procesamiento de la expresidenta argentina, Cristina Kirchner y de su vicepresidente Amado Boudou por manejos irregulares y el enjuiciamiento de la mayoría de los presidentes de los países de Centroamérica confirmaron las sospechas de que la clase política utilizaba los cargos para beneficio propio.

Esa desconexión entre las necesidades ciudadanas y el desempeño de los representantes políticos está alejando a los latioamericanos de la democracia y sus instituciones. No se ven representados, las desigualdades se profundizan, en consecuencia no tiene sentido seguir apoyando instituciones huecas.

El desafío de la región es afianzar la democracia en un contexto de dirigentes políticos que no responden a las necesidades ciudadanas.

La creciente aparición de los no políticos en cargos electivos son el síntoma del descontento social, pero todavía está por verse que sea una solución a largo plazo. La poca capacidad de gestión o el no responder a las expectativas podría profundizar todavía más la desconfianza hacia las instituciones democráticas.

Sin la plena participación de los ciudadanos, la democracia no tendrá futuro en la región. Los partidos políticos y la dirigencia política alejada de sus mandantes no podrán reinventarse sin que los electores se inmiscuyan, participen y generen procesos de cambio al interior de las agrupaciones políticas.

El aumento de la desigualdad, a pesar del crecimiento permanente de casi todos los países pone al sistema bajo una fuerte presión. El incremento del bienestar no se extiende a la sociedad en su conjunto. Solo un sector de la sociedad en la región ve aumentar su riqueza mientras una porción importante va quedando cada vez más relegada.

El mayor desafío que tiene la región en el largo plazo es encontrar el camino para sostener el modelo democrático sin caer de nuevo en modelos autoritarios maquillados que prometan soluciones casi mágicas. La desigualdad es uno de los problemas a resolver en el corto plazo. Si no se encuentran respuestas satisfactorias el deterioro democrático irá en aumento aun cuando la economía puede seguir mejorando sus indicadores.

ogomez@abc.com.py

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