Desafío de votar al menos nefasto

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Si el ciudadano o ciudadana paraguaya afiliados a algunos de los partidos políticos evaluara estos días a quien votar en las internas, tomando en cuenta los antecedentes, equipos políticos y declaraciones de algunos candidatos, se vería ante la difícil tarea de elegir al que considere menos desastroso. O al menos, en otras palabras, a quien crea que, una vez llegado al poder, va a causar menos daño al país y a sus instituciones.

Así estamos en este Paraguay modelo 2017. Con tipejos como Luis Canillas, funcionario de la Entidad Binacional Yacyretá, asesor “ad hoc” de la Policía Nacional y hombre fuerte del gobierno cartista, grabando un vIdeo en evidente estado etílico, en el que vocifera insultos contra la senadora Desirée Masi y políticos “enemigos”.

O esperpentos, como el presidente de la Essap Carlos José Arce López, quien en un audio difundido en los medios de comunicación y redes sociales, detalla ante un grupo de funcionarios la forma en que se repartirán, de manera ilegal, y “como gratificación”, dinero del presupuesto de la institución.

En cualquier país en el que a sus autoridades les preocupase medianamente su imagen pública o pretendan dar un aspecto mínimo de seriedad en el manejo del dinero del Estado, inmediatamente ambos hubieran sido sumariados y echados a patadas, sin mayores explicaciones.

Pero, como estamos en plena campaña proselitista y los estrategas electorales podría evaluar que eso proyectará una imagen de debilidad, no se los tocará.

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El jefe de Gabinete Juan Carlos López Moreira, gerente y gobernante de facto de Paraguay SA, debería mostrar un poco de vergüenza y recomendarles a ambos que discretamente presenten su renuncia para evitar más daño del que vienen haciendo a la institucionalidad del país.

Sin embargo, es improbable que pase algo porque lo único que les importa ahora es tratar de ganar a como dé lugar, sea con trampas, fraude o compra, las elecciones internas del 17 de diciembre próximo.

Por si no fuera suficiente, los candidatos al Parlamento y el entorno de asesores que el candidato oficialista Santiago Peña anunció que mantendrá sin muchos cambios, muestra a algunos con malísimos antecedentes, como el inefable Óscar González Daher, el co-intendente esteño y empresario de frontera Javier Zacarías Irún, el stronista Darío Filártiga, entre otros próceres.

El problema es que en el bando opuesto las opciones no son precisamente atractivas. En la lista de la disidencia del Partido Colorado se ve a una serie de figuritas repetidas y desgastadas que ahora critican lo que, cuando estaban en el círculo de poder, ellos también hacían. Llámese tráfico de influencias, malversación de fondos públicos, fraude a la voluntad popular, etc.

En la oposición, las cosas no son mucho mejores, con alguna que otra honrosa excepción. En las listas del PLRA, aparecen imputados y sospechados de hechos de corrupción. Además, se pactó una alianza, más o menos forzada, entre grupos políticos cuyos integrantes se acusaban antes de violaciones constitucionales, golpismo y otras lindezas.

Este panorama puede llevar a la conclusión de que lo mejor sería quedarse en casa y no ir a votar por nadie. Pero esa no sería una buena idea. Tanta sangre, sudor y lágrimas costó a muchos paraguayos y paraguayas tener el derecho de expresarse que, al menos en homenaje a ellos, deberíamos defender esa conquista, votando a quienes nuestra conciencia y nuestro razonamiento nos indiquen que pueden ser mejores que las autoridades que tenemos ahora.

O al menos no tan nefastos como algunos malandrines cuyo lugar debería ser la cárcel de Tacumbú de Asunción, Paraguay.

mcaceres@abc.com.py