Desafíos de la Educación

Las investigaciones científicas sobre el cerebro humano aportan tantos conocimientos sobre cómo funciona para percibir, conocer, interpretar, pensar, aprender, recordar, etc…, que asumirlos se convierte en cotidianos nuevos desafíos para los educadores. Entre las ciencias del cerebro, la neurociencia se ha convertido en ciencia auxiliar de la pedagogía, creando la neuroeducación y la neurodidáctica. Los educadores que aplican estas dos disciplinas en el ejercicio de su profesión están recogiendo mejores resultados en sus alumnos. La responsabilidad de los educadores es semejante a la de los médicos, deben estar al día en los avances de su profesión. Y la pedagogía, como todas sus ciencias auxiliares, está en cambio continuo, lo cual presiona a los profesores a la innovación docente y una ininterrumpida actualización.

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La revista científica “Advanced Materials” acaba de publicar la noticia sensacional de la creación de una “sinapsis” artificial semejante a la del cerebro humano. Un grupo de investigadores, ingenieros de Pitt´s School of Engineerrting de la universidad de Pittsburgh ha creado una sinapsis artificial de grafeno que no procesa la información como una computadora, sino que imita la forma en que el cerebro humano desarrolla las tareas cognitivas, las que procesan y producen conocimientos.

“El cerebro humano es una densa red de neuronas, que usan sinapsis para disparar información constantemente. La sinapsis es el mecanismo que usa el cerebro para la comunicación entre dos o más neuronas, sin que se establezca contacto físico. Gracias a las sinapsis el cerebro puede transmitir los impulsos nerviosos para coordinar las más diversas funciones orgánicas”.

Esta investigación y su producto, la sinapsis artificial de grafeno, se mueve en el campo de una nueva disciplina: la computación neuromórfica, que se nutre de física, matemática, ciencia de la comunicación (informática), ingeniería electrónica, biología y neurología, para diseñar sistemas neuronales. Con la sinapsis artificial se podrán crear redes de comunicación muy superiores a las actuales redes digitales y más próximas a la excepcional complejidad del cerebro humano.

Nuestro sistema y nuestros procesos educativos caminan muy lentamente, todavía no tenemos integralmente instalado el sistema de comunicación e información digital y ya nos está desafiando el aviso de que está por llegar el sistema creado desde la computación neuromórfica.

Hace tiempo se vienen acumulando conquistas de la neurociencia aplicadas a la educación y la didáctica, sin que nuestros diseños curriculares los programas y el ejercicio profesional docente los hayan incorporado. Salvo algunos profesores y profesoras actualizados en innovación didáctica, que también los hay, la casi totalidad desconoce la neurodidáctica con sus iluminadores aportes para los procesos de enseñanza y aprendizaje.

Frente a la creencia de que el cerebro queda hecho a los veintitantos años, que se ha mantenido durante siglos, la neurociencia ha demostrado que es un órgano con “plasticidad”, o sea, con capacidad de adaptación y de “neurogénesis” o producción de neuronas.

Las consecuencias de la plasticidad y la neurogénesis para la educación y la didáctica son extraordinariamente favorables, tanto para los aprendizajes durante toda la vida, hasta el día de la muerte, como para los desaprendizajes de conocimientos y creencias caducos o errados, que suelen ser más de los que imaginamos.

Igualmente podemos recordar los descubrimientos sobre las relaciones entre emoción, conocimiento, comprensión e inteligencia. Desde las investigaciones de Stanley Greenspan, cuando explora el origen de l a inteligencia en los niños, hasta las investigaciones de Daniel Goleman (“El cerebro y la inteligencia emocional. Nuevos descubrimientos”, 2011), citando solamente a especialistas actuales muy conocidos, los procesos de dichas relaciones ofrecen elementos muy importantes para reorientar nuestra didáctica y el clima y contexto que la caracterizan.

Las posibilidades de enseñar para que los estudiantes aprendan con todo el cerebro activando también el pensamiento visual, el pensamiento multisensorial, el sistémico, el creativo, el lateral, el analógico, además del pensamiento lógico y crítico, incluso el científico, ya las explicó con lenguaje accesible y profesional Linda VerLee Williams, aprovechando los conocimientos científicos sobre los dos hemisferios del cerebro. Así podemos seguir hablando y escribiendo lo que nos facilitan los neurólogos a los educadores con las neuronas espejo, etc. Seguir mirando nuestro ombligo, mientras otros corren en educación, tiene un costo altísimo para todos.

jmonterotirado@gmail.com

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