Ellas son el Centro de Mecanización Agrícola (CEMA), ubicado en Pirapó; el antiguo Centro de Desarrollo Forestal (Cedefo), también ubicado en Pirapó, que cambió su denominación pero mantiene el perfil de escuela agroforestal, dependiente del Servicio Forestal Nacional, y la escuela agrícola Carlos Antonio López, instalada en el distrito del mismo nombre, donde se forman técnicos de mandos medios en producción agroganadera. Este potencial, sin embargo, es escasamente aprovechado porque no existen políticas claras y profundas que apunten a un desarrollo sustentable, con equidad, para nuestro país.
Las dos primeras escuelas citadas fueron creadas hace unas tres décadas, con apoyo técnico y logístico del gobierno del Japón. Mientras duró esa inyección económica funcionaron excelentemente, pero la salida de los japoneses marcó el inicio de su decadencia y abandono.
La escuela agrícola Carlos Antonio López es más reciente. Se construyó con ayuda del gobierno de España en un predio donado por la Sociedad del Verbo Divino (SVD) y dispone de una formidable infraestructura, mal aprovechada.
A menudo sirve como “proveedor” de algún funcionario jerárquico inescrupuloso de la Gobernación.
Todos los beneficios, en un solo lugar Descubrí donde te conviene comprar hoy
La protesta realizada la semana pasada por los estudiantes de la escuela Carlos Antonio López, que derivó en la separación de sus tres principales directivos, el resultado de la falta de una política de gestión con objetivos claros en función del interés nacional, por encima de particulares y deshonestos. Este llamado de atención de los alumnos de la remota zona del sétimo departamento debe servir de alerta para que quienes administran la cosa pública entiendan que deben compromiso y responsabilidad a los intereses del país, y que existe una ciudadanía que ya no está dispuesta a tolerar y callar los desaciertos de sus mandatarios.
jaroa@abc.com.py