Uno de los motivos para cambiar la capital de Boquerón es el justificado deseo de generar el anhelado despegue económico de la ciudad, que hoy duerme todavía.
Hay una parte militar con el Tercer Cuerpo de Ejército y la VI División de Infantería, y un sector civil con un hospital regional, Servicio Nacional de Calidad y Salud Animal (Senacsa), Compañía Paraguaya de Comunicaciones (Copaco), Administración Nacional de Electricidad (ANDE), Policía Nacional, Secretaría Nacional Antidrogas (Senad), Aduanas, Dirección de Migraciones, Dirección Nacional de Aeronáutica Civil (Dinac) y la Municipalidad. Estas instituciones son casi las únicas fuentes de ingreso para la población del lugar. Siempre se ha dicho que Mariscal es la ciudad de los salarios públicos, y justamente evidencia que con esto no se arranca ningún desarrollo.
Que la Gobernación de Boquerón, con sus 120 funcionarios, así como otros entes públicos se trasladen a esta ciudad no tendría el resultado económico esperado.
En Mariscal Estigarribia faltan proyectos económicos, como el uso del aeropuerto, que tiene una pista más grande y larga que el del aeródromo internacional “Silvio Pettirossi”. Existe interés de empresas rusas de convertirlo en un centro de mantenimiento de aeronaves. Esto traería diversas demandas de servicios y, eso significa, principalmente, fuentes de trabajo.
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Otros hablan de instalar un frigorífico porque al norte y oeste existe una pujante ganadería, que hoy debe llevar el ganado muy lejos para la faena. Esto también traería muchas fuentes de trabajo.
La ciudad se encuentra en un sitio geoestratégico y merece ser apoyado, pero con proyectos de desarrollo más prometedores.
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