Doble audacia

En su libro “La audacia para ganar”, David Plouffe, estratega de la campaña del expresidente Obama, explica con claridad la audacia de trabajar por un improbable candidato que inclusive luego del supermartes iba 20 puntos por debajo de la candidata preferida.

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La importancia de la audacia en la política queda de manifiesto no solamente en el caso del fenómeno Obama, sino también del propio Trump, de Macron, Rafael Correa y Evo Morales, entre otros que tuvieron la osadía de retar al sistema, de desafiar a candidatos probables y ajustados a la lógica del sistema.

La audacia es una virtud que impulsa a la persona a convencerse de que, a pesar de los riesgos, de la precariedad de recursos o de no contar con la fortaleza suficiente para acometer, puede alcanzar la meta que se propone, por sobre las recomendaciones de expertos.

Después de conversar en ABC Cardinal con el exministro de Hacienda Santiago Peña, precandidato colorado a la presidencia de la República, llegué a la conclusión de que en su caso hay una doble audacia en la decisión del presidente Cartes de nombrarlo candidato de su movimiento interno y en su determinación de aceptar la nominación.

En el arte de la política no hay manual de instrucciones, sobre todo en las etapas previas del martketing; se la hace día a día tratando de acertar en la interpretación, el análisis y la selección de consejos para decidir, pero es fundamentalmente importante y decisivo que el líder político tenga intuición y que sepa administrarla con prudencia.

De Obama dice Plouffe que sabía perfectamente que era el candidato improbable de su partido, pero intuyó que había algo en el electorado que el sistema no satisfacía, por lo que decidió gastar su poco dinero en contratar algunos expertos para impulsar su candidatura. Su libro “La audacia de la esperanza” despertó el apetito de los votantes hacia su visión de la política y pronto sus conferencias se convirtieron en demandas difíciles de cumplir.

Se instalaron en una oficina para reclutar voluntarios de a pie, teniendo como herramienta internet y se fijaron como meta juntar 50 millones de dólares. En enero de 2007 se lanzó a través de un video por Youtube, y en marzo ya eran 450.000 voluntarios, en abril ya juntaron 26 millones de dólares, y en junio ya había un millón de voluntarios. Todo lo demás ya conocemos.

Obama intuyó que en el electorado había un sentimiento de necesidad de cambio que implicaba rompimiento con el pasado, pero no sabía para cuándo ni cómo obtener los medios para lograr canalizar ese sentimiento. No obstante decidió que él sería quien lo haga. Y eso se llama audacia.

Dejando de lado juicios a favor o en contra de Cartes, no habrá sido fácil imponerse a sí mismo la idea de postular a la candidatura presidencial del Partido Colorado a un joven liberal, teniendo en cuenta la cultura política del país, basada en la lógica de amigo-enemigo, la identidad partidaria basada en el color, la música, el pañuelo y la hurra, causantes de un ciego fanatismo y rivalidad cavernaria.

Cartes desafió a toda la dirigencia baja, media y alta del partido, que antes alquiló para llegar a la presidencia, nombrando por sí al candidato. Y el elegido, Santiago Peña, es también bastante audaz al aceptar el reto de enfrentar al “enemigo” colocándose en pose de líder frente a antiguos referentes del coloradismo, a quienes desconocía.

No digo que sea bueno ni malo; digo que son audaces, y es bueno que los adversarios sepan que la audacia es un arma peligrosa, como peligroso también es que un audaz sustituya a otro de esa misma condición, aunque en este caso se demostrará cuando el candidato –si llegare a ser presidente– tuviera la audacia de soltar las amarras y nade con las manos libres, sin la sujeción a quien tuvo la osadía de nombrarlo.

ebritez@abc.com.py

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