Duplas a las que no une el amor

Las duplas de candidatos a presidente y vicepresidente que se presentan para pugnar en las elecciones de abril de 2018, del oficialismo y la oposición, a juzgar por quienes las integran y cómo llegaron a conformarse, parecen más producto del cálculo electoral, del apuro o de la falta de otra opción, antes que resultados de un proceso construido en base a una afinidad política e ideológica.

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Evidentemente, tampoco son producto de un proyecto-país consensuado luego de un largo proceso aunque, seguramente, durante esta campaña electoral intentarán dar la apariencia de unidad y objetivos comunes.

En el caso del Partido Colorado es de público conocimiento que la dupla oficialista Santiago Peña-Luis Gneiting es resultado de una decisión unilateral del grupo Cartes, tras fracasar el intento de implantar la reelección presidencial vía enmienda constitucional. Peña no eligió ser candidato, sino que lo eligieron. Tampoco tuvo participación para designar a quien lo acompañaría como candidato a vicepresidente.

En cuanto a la chapa colorada disidente, Mario Abdo Benítez-Hugo Velázquez, no está demás recordar que ambos fueron originalmente cartistas. “Marito” se apartó de Honor Colorado en 2015, luego de no conseguir que Horacio Cartes lo eligiera como su candidato a la presidencia de la ANR.

Esta rebelión le valió al novel senador para que todos los descontentos con el oficialismo se encolumnaran detrás de su figura lo cual, a la postre, le sirvió para posicionarse como “presidenciable”.

El diputado Hugo Velázquez recién salió del cartismo en mayo de este año, tras cerrar su negociación con el sector disidente y confirmó su candidatura a vice de Abdo Benítez después que Cartes anunciara la dupla Peña-Gneiting.

Los dos primeros de la lista de candidatos al Senado de la disidencia, el senador Luis Alberto Castiglioni y el vicepresidente de la República Juan Afara, eran cartistas hasta hace unos meses y dejaron de serlo al advertir que no serían tenidos en cuenta para cargos en el próximo periodo presidencial.

En la oposición, la recientemente anunciada “dupla de la unidad” PLRA-Leo Rubín es difícil de explicar para alguien que haya seguido los acontecimientos políticos en el país de los últimos meses. En realidad, es difícil de explicar para cualquiera.

Desde el vamos, la presunta unidad no es tal, por el feroz y público enfrentamiento entre sectores antagónicos del PLRA. Además, resulta muy difícil de digerir que sectores políticos y figuras que hasta hace muy poco se peleaban y se dedicaban públicamente toda clase de adjetivos ahora aparezcan abrazados en un proyecto político común.

Quedan poco más de 85 días para las internas y siete meses para las elecciones generales. Ese es el plazo que tienen las duplas y sus dirigentes más representativos para convencer a un electorado esquivo y descreído de que hay algo más que no sea el cálculo de conveniencias o el oportunismo político detrás de las candidaturas presidenciales que se presentan.

Peña debe convencer que tendrá algún poder de decisión sobre las directivas del equipo cartista.

Abdo Benítez deberá mostrar que su proyecto es algo más que una vuelta a las viejas prácticas del clientelismo político colorado con mirada nostálgica a la dictadura stronista.

La oposición debe exponer y persuadir a los votantes que su oferta no es una simple cáscara de unidad que se puede romper luego de ganar y más rápidamente si pierden la elección y que, en caso de triunfar, serán capaces de llevar adelante un programa coherente de gobierno.

La tarea que les queda no parece sencilla.

mcaceres@abc.com.py

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