Educación aplazada

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Los derrumbes de las escuelas y colegios públicos de diferentes puntos de nuestro país últimamente ya no sorprenden. En Paraguay se registran 7.500 escuelas, de las cuales más de 3.700 se encuentran en pésimas condiciones, de acuerdo a datos relevados por el propio Ministerio de Educación y Cultura (MEC).

Lo que se rescata de todos los casos es que no hubo víctimas fatales.

El jueves 27 de octubre en la escuela básica N° 58 “Don Luis Rolando Melgarejo” del distrito de Yhú (departamento de Caaguazú), hubo derrumbe total del techo de una de las aulas donde diariamente daban clases unos treinta niños de 4 a 5 años del preescolar. Por fortuna el caso se registró en horas de la madrugada, unas dos horas antes del inicio de la jornada estudiantil.

Por la magnitud del hecho, si hubiera ocurrido en el horario de clases, la historia hubiera sido otra e incluso se habría perdido vidas de inocentes. Como medida de urgencia y para salvaguardar la integridad de los niños y docentes, el MEC clausuró todo el pabellón con cuatro aulas.

En la compañía Loma Rugua del distrito de Nueva Londres, también del quinto departamento, en la escuela básica Nº 5043 Sagrado Corazón, las paredes de dos aulas y las vigas presentan enormes fisuras y están a punto de derrumbarse. Los alumnos del tercero, cuarto y sexto grados tuvieron que ser trasladados para dar clases en un salón inconcluso que estaba siendo construido para la cocina de la institución. No cuenta con ventanas ni puertas, por lo que en invierno los alumnos pasaron frío durante las clases.

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En Coronel Oviedo, en el colegio nacional Virgen del Carmen dos aulas corren peligro de derrumbe. Las salas tienen severos daños estructurales y pese a los numerosos pedidos de reparación a la Municipalidad, a la Gobernación y al MEC, no recibieron la atención correspondiente.

El MEC montó dos carpas provisorias para que los estudiantes del colegio puedan dar las clases, pero resulta imposible permanecer adentro por el intenso calor. Los docentes y estudiantes prefieren acomodarse bajo árboles y corredores.

Son solo tres casos que describen la triste realidad del sistema educativo de nuestro país en cuanto a infraestructura.

Las municipalidades del departamento de Caaguazú y Gobernación reciben un promedio de G. 1.500 millones en forma anual del Fondo Nacional de Inversión Pública y Desarrollo (Fonacide) de los cuales el 50% debe ser destinado a refacciones de locales escolar y construcciones nuevas. Con un trabajo conjunto y uso adecuado de los recursos se podría solucionar un gran porcentaje de los problemas estructurales y de recursos de las instituciones públicas.

El ministro de Educación y Cultura, Enrique Riera (ANR), afirmó que los problemas que actualmente tiene el MEC fueron heredados de administraciones anteriores y que hoy por hoy están haciendo un estudio sobre la situación de infraestructura en nivel país. La cartera de Estado envió “aulas móviles” a las instituciones más afectadas.

Son colocados a la intemperie y en los días de intenso calor para los estudiantes y docentes permanecer dentro de los toldos es una tortura, ya que se convierten en un “horno”. “Estamos poniendo fondos en la dirección de infraestructura porque no tiene ni un peso. Hace cuatro años que no estamos respondiendo, llame quien le llame. Para el próximo año sumaremos los fondos de los intendentes (municipalidades), del ministerio y los fondos de la dirección de excelencia para sumar los 70 millones de dólares para solucionar los problemas”, afirmó el ministro Riera.

Mientras siguen con el lento y deficiente estudio de la situación de la educación en nuestro país, diariamente recibimos información sobre derrumbe de escuelas y colegios públicos del Paraguay o sobre otros que corren riesgo de caer. En muchos casos los padres de familia envían a sus hijos a estudiar sin tener la seguridad de que volverán sanos y salvos a casa.

Así las cosas, la educación paraguaya se encuentra a un mínimo de 50 años de las exigencias actuales del mundo globalizado.

victor.barrera@abc.com.py