Educación para el futuro inmediato

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Hasta hace poco, los proyectos para mejorar la educación ponían el acento en los diseños curriculares, entendiéndolos principalmente como planes y programas para promover el desarrollo de conocimientos de diversas disciplinas. Un ejemplo de esta costumbre es el diseño en la reforma de la Educación Media con una carga de asignaturas que sirven más para un enciclopedismo (tener breve información de muchas disciplinas y saber nada de todas ellas) que para una verdadera formación y capacitación para la sociedad del conocimiento. Será difícil encontrar otro país que tenga bachillerato con tantas disciplinas como el nuestro.

La sociedad del conocimiento significa que la sociedad ha descubierto que la verdadera fuente de riqueza y poder no está en la agricultura ni en la ganadería ni en la mera industria; en la era posindustrial la fuente de poder y riqueza está en el conocimiento, es decir, en la capacidad de producir conocimientos. Si dedicamos el tiempo de formación y aprendizajes a que los alumnos aprendan de memoria conocimientos elaborados no educamos para la sociedad del conocimiento, lo haremos cuando les ayudemos a desarrollar competencias que les posibiliten producir conocimientos. Aunque el desarrollo de competencias requiere la transferencia de algunos conocimientos elaborados, el acento se pone en que los alumnos aprendan a pensar, crear y producir nuevos conocimientos. Ya no basta el pensamiento crítico, es urgente enseñar y aprender a pensar con pensamiento creativo, lateral, operativo, sistémico, etc.

Desde el Consejo Nacional de Educación y Cultura (Conec) ya dijimos esto por escrito y lo publicamos en la serie de Informes y Documentos del Conec, cuando se inició la reforma de la Educación Media y lo volvimos a repetir (también sin éxito), cuando se hizo la llamada “resignificación” de la Educación Media, publicada por el MEC en tiempos de Lugo presidente (2011) en un pequeño libro, que presenta el retoque de reorganización curricular, que disimuló los problemas, pero no los resolvió.

Ahora la propuesta del Conec vuelve a tener sentido cuando se están poniendo en marcha los planes y programas para la Formación Docente. Desde Alvin Toffler con su famoso libro “El cambio del Poder” (1991), la convicción del valor indiscutible de la producción de conocimientos ha ido ganando escenarios de todo el mundo, pero a más de 25 años del libro de Toffler, los descubrimientos y la expansión social del uso de las tecnologías de la información y la comunicación en la vigente sociedad del conocimiento han convertido en un imperativo a la necesidad de aprender a producir y producirlos.

Necesitamos educar para acompañar el desarrollo de competencias personales ligadas directamente a la producción de conocimientos, sobre todo las competencias para el desarrollo de las inteligencias y de diversos modos de pensar, tanto más necesarias y urgentes cuanto que las ciencias y las tecnologías avanzan aceleradamente en producción de Inteligencia artificial, de conectividad universalizada e ilimitada y crecimiento en la realidad virtual.

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En la Conferencia Tecnológica Web Summit, celebrada durante cuatro jornadas desde el pasado jueves 11 del presente mes en Lisboa, con 53.000 participantes, en sus conclusiones afirmaron que las tendencias clave para diseñar el futuro en los diez próximos años son la conectividad, la inteligencia artificial y la realidad virtual. Los datos presentados para justificar esta conclusión son abrumadores e iluminadores para despertarnos de nuestro largo letargo en busca de la educación que necesitan nuestros niños, adolescentes y jóvenes para el futuro que les espera. Si algún lector está interesado puede encontrar en internet información muy completa sobre el congreso y sus principales ponencias.

Si seguimos encerrados en nuestra burbuja paraguaya sin analizar la constante información que corre por el mundo sobre los cambios sustanciales que los descubrimientos científicos y tecnológicos están generando en la vida humana y sin asumir las exigencias ineludibles que estos cambios imponen a los educadores para educar en el siglo XXI a niños, adolescentes y jóvenes, seremos acusados de deficiencia profesional y falta de ética. Las prisas por hacer no serán argumento válido para haberlo hecho sin bases pedagógicas fundamentales y sin introducir el futuro en nuestros planes actuales, porque los educandos de hoy sufrirán las consecuencias de no haber sido educados y capacitados para los tiempos que les acechan.

jmonterotirado@gmail.com