Educación verde

Siendo sinceros creo que debemos reconocer que la relación de la mayoría de los paraguayos con la naturaleza es ambivalente y ambigua. Se puede decir que la actitud y comportamiento de los paraguayos reflejan amor a la naturaleza y al mismo tiempo puede afirmarse que la actitud y el comportamiento son de menosprecio y destrucción de la naturaleza.

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Es incomprensible la barbarie de haber contaminado el lago Ypacaraí y es delictiva por omisión y pertinaz desidia de población y autoridades pertinentes la pasividad e inoperancia ante un bello lago destruido y no recuperado.

Asuncenos han destruido el arroyo Mburicaó que cruza las mismas entrañas de Asunción, y algunos convierten su cauce diariamente en basurero y nido de ratas, mientras la Municipalidad se dedica a la política y permite pasivamente la impunidad.

La Secretaría del Medio Ambiente debería decirnos cuántos arroyos del país están en las mismas o semejantes condiciones.

Tan grave o más aún es nuestro comportamiento con los ríos. Arrojamos nuestras aguas cloacales a los ríos y seguimos esperando que la Essap supere sus problemas de corrupción y construya cuanto antes las instalaciones de purificación para devolver a los ríos las aguas no contaminadas.

Muchos ejemplos de destrucción del medio ambiente puedo citar si recorro nuestro comportamiento con aire, suelos, basuras, basurales y la dramática deforestación masiva, incluyendo la expoliación de nuestros parques de reservas oficiales, etc.

Los padres y madres trabajan duramente para dejar la mejor y mayor herencia posible a hijos y nietos, al mismo tiempo que con sus constantes y graves agresiones a la naturaleza le están dejando un medio ambiente contaminado, expoliado e inhóspito: un país y un planeta difícil y altamente costoso para la supervivencia.

La situación ecológica de nuestro país con su progresivo y prácticamente irreversible deterioro, si seguimos viviendo con tanta irresponsabilidad y tan poco sentido común, está revelando la deficiente educación que los sucesivos gobiernos, desde hace décadas, vienen ofreciendo a la ciudadanía.

Heike Freire, inspirándose en su propia experiencia y en pensadores de la pedagogía de la talla de Ivan Illich y Paulo Freire, lanzó su libro “Educación en verde”, profundamente preocupada por la destrucción del medio ambiente y apoyándose en la connatural sensibilidad de los niños con respecto a la naturaleza.

Su experiencia como educadora, reflejada en su libro y evidenciada en el éxito de su pedagogía, está siendo reconocida en países europeos.

Su propuesta va mucho más allá que incluir una asignatura más al diseño curricular. Heike Freire en las instituciones que regentea u orienta revoluciona la organización y estructura del currículo escolar poniendo como eje de todo él el medio ambiente, en torno del cual se ubican todas las asignaturas: las ciencias naturales, las ciencias sociales, la comunicación y el arte, no digamos y muy específicamente, la geografía y la historia, las matemáticas, la biología, la física y la química, etc.

Dice Heike Freire que “antes de salvar el planeta, hay que amar el planeta” y no cabe duda que no se puede amar lo que no se conoce.

Estudiar y aprenderse de memoria las asignaturas para rendir buenos examines no es “conocer para “amar”, es perder el tiempo, porque eso no es aprendizaje, eso es hacer de grabadora, con débil poder magnético para poder disponer de semejante información parcial y superficial. El aprendizaje supone asimilar con pensamiento complejo y comprender en sí el objeto y sus relaciones, para que verdaderamente el proceso convierta la información en conocimiento y sabiduría.

La educación en verde no es solo educación en aulas, el aula más elocuente y sabia es la naturaleza. El contacto constante con la naturaleza es vital, tiene todas las puertas y ventanas abiertas y cada metro cuadrado ofrece estímulos desafiantes a la curiosidad y la mente reflexiva. En el futuro, si estamos de acuerdo con la educación en verde, deberían construirse todas las escuelas con algunas hectáreas de parque en el predio escolar.

El proceso educativo se realiza en una relación triangular: el alumno, el profesor y el entorno medio ambiental. Los tres demandan calidad: el alumno con educabilidad, el profesor con educatividad y el medio ambiente con su sanidad y riqueza de estímulos naturales y pedagógicos.

jmonterotirado@gmail.com

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