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Mientras hacíamos el trabajo vi por primera vez al señor Cartes en la habitual cena de aniversario de ABC Color y pedí entrevistarlo sobre temas varios, para así conocerlo. Era un enigmático empresario sobre cuyos negocios estábamos averiguando, muy conocido en el mundo del fútbol por los multimillonarios pases que hacía Libertad y por su influencia como dirigente en la Asociación Paraguaya del Fútbol.
Casi un año después de este episodio quisimos entrevistarlo para tener su versión sobre el negocio de sus cigarrillos. José Ortiz, su gerente ejecutivo de TABESA, nos respondió que Horacio Cartes no hablaba con periodistas... a no ser que fuera algo de Libertad.
Ese año vimos con nuestros propios ojos los puertos clandestinos y el modus operandi. Y quien sí nos recibió para hablar fue Ortiz, quien fue muy amable hasta que comenzaron las preguntas incómodas. Nos permitió recorrer la tabacalera y observar cómo las máquinas escupían miles de cigarrillos por minuto. Ese día oímos por primera vez lo que Ortiz repite hasta hoy día sin ruborizarse: que los norteamericanos están pichados con la calidad paraguaya y que por eso los persiguen. Que ellos no tienen la culpa de que los cigarrillos vayan de contrabando. Que son como una fábrica de chocolates: los fabrican y ponen en venta. Quien los lleva de contrabando es el delincuente, no ellos.
Lo que “olvidan” contarnos es que ellos SABEN que fabrican cigarrillos destinados únicamente al contrabando. Apenas el 3% de unos 100.000 millones de cigarrillos anuales se fuman en el Paraguay. El resto se esfuma en nuestras fronteras.
La situación denunciada en el 2009 se ha agravado, según el reporte que está publicando nuestro Jefe de Redacción, Armando Rivarola, quien fue enviado a EE.UU. y tuvo acceso a datos presentados recientemente a una comisión del Senado. Los cigarrillos de Cartes han dejado de ser el dinero que compró una presidencia en el Paraguay en el año 2013. El humo del negocio ya se asocia con crímenes, y lo que en el 2009 ni llamó la atención cuando publicamos, es hoy día un negocio de descomunal tamaño. Uno que produce 80.000 cigarrillos por minuto, según dice TABESA en su propia web y que hubiera seguido viento en popa sin molestar al quisquilloso tío Sam norteamericano si es que el dinero no hubiera empezado a alimentar a mafias transnacionales.
Quizá en Paraguay puedan repetirnos que ellos solo fabrican lo que los demás contrabandean... pero este ingenioso artilugio diseñado y repetido por Ortiz no lo están fumando en el Capitolio norteamericano, donde ya se habla del Hezbollah... y probablemente menos querrán fumarlo en la Casa Blanca.
mabel@abc.com.py