El injusto Indert

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Cuando la cabeza de una institución se llena de reclamos, por antecedentes en contra comprobados es cuando todos nos preguntamos qué tiene de eficiencia para que sea mantenida por sus superiores. Solo resta pensar que se trata de alguien piadoso, rebosante de bondad o de picotear algún presupuesto junto a sus superiores. No se me ocurre otro motivo y, más aún, siendo un paisanito más y tan empapado de las cosas adversas y torcidas que ocurren en el Paraguay.

Cuando alguien es tan vapuleado por todos los medios de prensa, por la manera inverosímil de cumplir con una función que debe ser eficaz, y continúa tan campantemente en el cargo es cuando todos los paraguayos y extranjeros que pisan y viven en este país nos preguntamos: ¿quién será el padrino de este funcionario que no es despedido de un plumazo de su cargo?

Es lo que ocurre con el actual presidente del Instituto Nacional de Desarrollo Rural y de la Tierra (Indert) que comenzó a ridiculizar al Gobierno Nacional y a todos los paraguayos con la supuesta provisión de agua potable con el sistema de pozos artesianos que solo consistió en hacer buracos con el arte de embromar a todo el Paraguay.

Los millonarios desembolsos del Indert y entregados a las ONG para la provisión de agua potable a los campesinos fue una joda que se sintetiza en lo que ocurrió en la fronteriza zona de Puentesiño, del departamento de Concepción, en donde se habilitaron, con costos sobredimensionados, dos pozos juntos sin que ninguna comunidad ni gente existiera para que tomen agua. Más claro agua, pero sin gente que la pueda tomar.

La entrega a las ONG, llamadas de maletines, porque solo sirven para cargar el dinero malhabido y mal entregado, y a gente que hace empanadas en algunas comunidades para que construyan pozos artesianos delicados, equivale al vito de la plata dulce que hace el Indert para que agriamente caiga en los bolsillos de sus directivos y fieles sostenedores.

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En un país medianamente serio y en donde los corruptos no están metidos hasta el cuello lo que se hace es empujarlos hacia abajo para que se ahoguen con la expulsión y no salgan a flote para ocupar ningún otro cargo oficial.

Los enfrentamientos entre agricultores mecanizados y campesinos son una pelea de nunca acabar. El drama de la tenencia de la tierra en el Paraguay es una lucha que lleva años por la roñosa mixtura existente en el manejo populista del Estado, de algunos parlamentarios y miembros de la Iglesia Católica. El Ing. Valique Cubilla contó y cantó la realidad en la manifestación ocurrida el pasado miércoles 16 de noviembre en la Cooperativa Copasan, Km 116 de la colonia Minga Porã.

El acto sirvió para que todos los gremios productivos como la UIP, ARP, Capeco, UGP, Fecoprod, Feprinco, Capeco, Unicoop, Asoban, parcialidades indígenas, otras asociaciones y las más de 3.000 personas pidieran a través de sus voceros la destitución del titular del Indert y el buen manejo institucional que debe imperar en esa oficina, hoy generadora de invasiones y del mal manejo de las tierras agrícolas del Paraguay. Algunos parlamentarios presentes habrán grabado los discursos del productor de Guahory, de Valique, de Eduardo Felippo, de Héctor Cristaldo, de los cooperativistas, del Dr. Luis Villasanti, de todos los otros y de José Agnegui, representante de la parcialidad Aché de Puerto Barra, quien acotó que ahí se vive gracias a los cultivos mecanizados del maíz, del trigo, de la soja y de la reserva boscosa bien manejada con cultivos como la yerba mate.

Quedó evidenciada la estafa que comete el Indert al cobrar las tierras a hijos de brasileros que son ya paraguayos que la trabajan y, sin entregarles el título, buscan ceder a campesinos invasores llegados a Guahory de la mano de oportunistas y populistas.

caio.scavone@abc.com.py