El post-zacariismo en Ciudad del Este

La situación política que queda en Ciudad del Este tras la caída del clan ZI es entendible dentro de la lógica y los límites del sistema democrático.

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Sandra McLeod podría manifestar, como comentan que dijo en 1989 Stroessner, cuando vio la foto de la asunción del Gral. Andrés Rodríguez a la presidencia, “ahí solo falto yo”. En realidad, muchas cosas cambiaron.

Cuando el martes una mayoría coyuntural de la Junta Municipal eligió intendenta interina a Perla Rodríguez de Cabral, esposa del exdiputado cartista Elio Cabral, muchos interpretaron que el zacariismo había logrado “agarrarse” aún del poder y que hubo una suerte de claudicación de quienes tanto habían peleado para lograr un cambio en la Municipalidad.

Otros tantos creyeron entender que la oposición logró quebrar definitivamente al zacariismo, incorporando a su grupo a una tránsfuga para asegurar la mayoría.

Posiblemente ambas visiones tienen algo de realidad.

Los Zacarías y sus aliados no lograron conservar la mayoría que tuvieron para elegir intendente a Celso “Kelembu” Miranda tras la renuncia de McLeod. Los opositores, en tanto, fracasaron en reincorporar a los no colorados que se habían aliado circunstancialmente con el clan. En contrapartida y oferta de cargo mediante, lograron construir una mayoría que dejaba fuera del poder a quienes consideraban más peligrosos y afines al zacariismo.

Ciertamente, Perla de Cabral es del riñón del clan que gobernó Ciudad del Este durante 18 años. Pero, quienes siguen la actividad política saben que las lealtades muchas veces cambian bruscamente cuando alguno advierte que no vale la pena “enterrarse con el muerto”. En el caso de Rodríguez de Cabral, con el plus de acceder a un cargo que por la vía electoral hubiera sido impensable.

La nueva intendenta nada podrá hacer a favor del clan abatido y mucho menos porque sus recientes aliados la estarán vigilando de cerca. A nivel de la administración municipal, los Zacarías ya no tienen casi nada por hacer y con el correr de los días irán perdiendo lo que aún les sobra. Sus verdaderos problemas están ahora a nivel judicial, donde seguramente se concentrarán para intentar salvar lo que puedan.

Ahora, se abre el panorama electoral en el Este, con un escenario complicado, tanto para los colorados como para los partidos de oposición.

El vicepresidente Hugo Velázquez fue enviado por el presidente Abdo Benítez para intentar disciplinar la tropa y lograr que un colorado sea el sucesor de McLeod. La fórmula que ensayarán es la conocida de la encuesta para ver quién está mejor posicionado. El método no asegura nada. Mucho menos en este caso en que la dirigencia de Colorado Añetete tiene asegurado que el zacariismo le jugará en contra, como dice que lo hicieron en las elecciones generales de 2018, votando por el candidato liberal.

La oposición, sin embargo, no tiene la intendencia servida en bandeja como señalan algunos cartistas recalcitrantes (¿o lo dicen porque ellos se encargarán de que así sea?). Al contrario, tienen tanto o más problemas que los colorados.

Por un lado, están los partidos llamados “chicos” que ya optaron por respaldar al candidato aparentemente mejor posicionado: Miguel Prieto. Por otro lado, está el partido grande de la oposición: el PLRA, profundamente dividido con la presencia en su seno de algunos, como la inefable senadora Zulma Gómez y su vástago, que jugaron hasta ahora con el zacariismo, de manera aviesa.

Se puede decir que ambos sectores duermen con el enemigo.

Queda confiar que la ciudadanía esteña sabrá elegir con sabiduría, después de soportar tanto tiempo una administración autoritaria.

mcaceres@abc.com.py

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