En búsqueda del candidato perdido

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El eslogan utilizado por Efraín Alegre, candidato ganador de las internas del PLRA: “Lejos de Cartes, cerca de la gente”, confirma una estrategia que será recurrente en el futuro inmediato. La mayoría (o tal vez todos) de los candidatos con aspiraciones presidenciales para el 2018 querrá desmarcarse del actual Gobierno.

Esto incluye a algunos integrantes del Partido Colorado que intentan resolver la difícil ecuación de ser oficialistas, pero sin que eso signifique tener que poner la cara por todas las acciones u omisiones del Poder Ejecutivo.

La cuestión es especialmente sensible para los dirigentes de la ANR que desean evitar un descalabro general que pueda terminar afectando las posibilidades electorales futuras del partido.

Al administrador del actual Gobierno se le van acumulando dificultades de toda índole para las que no ha mostrado, hasta ahora, tener condiciones políticas y personales de resolver. Esa es una mala noticia para el sistema institucional en general porque las cosas no están bien y la perspectiva de que pueden empeorar no pueden alegrar a nadie.

A la pérdida de liderazgo del Mandatario se le suma la decadencia de algunos aliados claves en la oposición, como el caso de los liberales en el Senado.

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El efecto inmediato será que posiblemente se profundice la mercantilización de los votos en las cámaras del Congreso para aprobar cualquier iniciativa del Ejecutivo. El problema es que, a mediano plazo, ni siquiera eso puede funcionar.

Otro efecto más grave de la situación política para las instituciones democráticas es que se paralicen algunos cambios muy necesarios que están pendientes.

Tal como está el panorama, las reformas en el Poder Judicial y el cambio que se planteó hace tiempo, vía juicio político, de algunos ministros de la Corte con muy mala imagen, no correrán.

También hay riesgo de que la designación de un nuevo contralor general de la República y el postergado defensor del Pueblo queden empantanados en la Cámara de Diputados. Esa al menos es la intención de algunos legisladores colorados que plantean rechazar las ternas de candidatos que remitió el Senado. Sería una forma de “quedar bien” con el presidente Cartes y una represalia por la derrota política que recientemente tuvo en la Cámara de Senadores.

Sin embargo, plantear este escenario de confrontación es algo que no le conviene al oficialismo, que tiene más que perder antes que ganar, especialmente por el poco tiempo que le queda de mandato al Presidente.

En los partidos de oposición y en el partido de gobierno se habla cada vez más del próximo periodo presidencial, como si estuviera a la vuelta de la esquina. Sin embargo, faltan dos años que habrá que recorrer de la forma más ordenada que se pueda.

Nadie habla ya de modificar la Constitución para prever la reelección presidencial. A esta altura, si lo hiciera el oficialismo, se tomaría como una ironía. Inclusive el Frente Guasu, cuyo candidato único, Fernando Lugo, plantea presentarse para pugnar por la presidencia, no tiene pensado recurrir a esa figura inexistente en la Constitución.

La oposición y el oficialismo tienen en este momento el desafío común de construir una candidatura para el 2018.

Los partidos de oposición se enfrentan al reto de lograr un consenso alrededor de un solo candidato aglutinador y que no tenga la imagen de ser “anticolorado”.

En tanto, el equipo que rodea a Cartes busca alguien que sea una suerte de continuador de su proyecto político. Un afán común a la mayoría de los anteriores presidentes colorados posdictadura y que los condujo inexorablemente a la derrota electoral.

mcaceres@abc.com.py