Estar en alerta

El último informe Latinobarómetro (medición de la democracia en el continente) afirma que a pesar de los avances de la economía, se acentúa el declive de la democracia, lo que indica que lo económico y lo político “no van por el mismo lado”. Sostiene también que el caso Venezuela atrae toda la atención, dejando el malestar sobre otras democracias sin atención alguna.

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Es bastante grave la observación del informe en dos cuestiones: 1. Declive de la democracia en el continente. 2. Descuido sobre los síntomas de retroceso debido al desvío de atención que produce Venezuela.

Los venimos diciendo en ABC desde hace tiempo. La democracia paraguaya se estancó y como no existe forma de avanzar, solo hay posibilidad de retroceder. Con el informe en cuestión se confirma esta advertencia aunque se revela que no es un fenómeno particular de nuestro país, lo que no nos sirve ni siquiera de consuelo.

Según este estudio, la ciudadanía sigue confiando en la democracia como sistema político, pero cuando se trata de la democracia como satisfacción, decae totalmente: 59% (apoyo al régimen) y 23% de satisfacción, que tiene una connotación de gestión de gobierno.

¿Cómo sabemos que hay declive? En el episodio más serio de retroceso que se dio con el intento de forzar la reelección presidencial, pasando por encima la expresa prohibición constitucional, hubo firmeza ciudadana en favor de la Constitución, que puede interpretarse como apoyo a la democracia.

Luego, el gobierno tuvo intervenciones puntuales, como utilizar el Estado para fines partidarios lo que incluye no solamente nombramientos y despidos de funcionarios con fines electorales sino la utilización de todos los resortes autoritarios para tratar de continuar en el poder. En esta gestión de gobierno con la que la ciudadanía no está de acuerdo, ya no se nota la firmeza anterior.

Posiblemente sea el crecimiento económico el que distrae la atención de la clase media para arriba con una falsa sensación de conformidad general, a lo que se suma la perplejidad hacia las barbaridades –sin consecuencia– que comete el régimen venezolano. De esta manera, la población se conforma con una economía tranquila y previsible, y el consuelo de que “en otra parte la democracia es peor que aquí”.

Es obvio que la democracia merece una mayor atención de la ciudadanía paraguaya a través de las distintas organizaciones en que se agrupa la sociedad, ya que se ha perdido la confianza en los partidos políticos en varias cuestiones cuando que deberían ser los custodios de la democracia, único régimen político establecido en nuestra Constitución como modelo obligatorio de gobierno.

En vista de que no se dan las condiciones para retornar a la dictadura pura y dura del pasado, las élites políticas usan todas las oportunidades de introducir elementos autoritarios en sus gestiones para sacar beneficios y privilegios, y tratar de perpetuarse a expensas de los más desprotegidos de la sociedad.

Deberíamos tener los ojos bien abiertos para advertir los sutiles fraudes políticos a nuestra condición de soberanos con igualdad de derechos ante la ley. No nos engañemos, estamos retrocediendo aún cuando nos muestran profusamente lo que están haciendo, porque otra de las causas del declive es que nuestros “representantes” gobiernan solo “para los intereses de unos pocos”.

Sostener la democracia es una tarea global que descansa sustancialmente sobre los hombros de los ciudadanos, o sea de electores. Deberíamos fijarnos con mayor atención e interés en quiénes son los candidatos, qué intereses defienden con sus propuestas y quiénes son sus sostenedores. 

En la gestión que harán a nombre nuestro estarán la suerte y el futuro de nuestra democracia y de la república.

ebritez@abc.com.py

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