Evaluaciones y planes a destiempo

El Partido Colorado decidió tirar para el año que viene la anunciada y reclamada evaluación del resultado de las elecciones municipales pasadas. Lo hará, aparentemente, sin la presencia del Presidente de la República (como si él nada tuviera que ver en el tema).

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La incógnita para el año próximo es si Horacio Cartes podrá consolidar su plan de quedar como única alternativa de poder en el partido o si surgirán proyectos o figuras alternativas.

El 2016 será el año en que aún se podrá discutir si es viable implementar o no la figura de la reelección presidencial, a través de una reforma o enmienda de la Constitución Nacional.

A esta altura y con los problemas que se avizoran en el panorama económico y social de nuestro país, parecería inverosímil y hasta descabellado mencionar esa posibilidad. Sin embargo, muchos planes políticos suenan así al principio y, un momento después, se está discutiendo sobre ellos.

Si bien al Mandatario le queda un poco más de la mitad de su mandato que recorrer, la interpretación que hacen muchos, dentro y fuera de su partido, es que ya no tiene tiempo para muchas cosas que debería haber hecho y no hizo.

La imagen que va consolidando el Presidente es que varias iniciativas y planes los comenzó tarde, por su inexperiencia y la de sus colaboradores en la gestión pública. Instalar la discusión sobre la reelección sería una cuestión más planteada a destiempo.

Aunque el Presidente ha dicho que la reelección no está en sus planes, lo cierto es que ha ido despejando el camino de posibles rivales y ha procedido sistemáticamente a descabezar a quienes intentan asomar la cabeza.

Uno que ha percibido muy bien esta situación es el vicepresidente de la República, Juan Afara, cuya indisimulada aspiración (acompañado por un equipo político) a ser el sucesor en el sillón de los López ha sido el motivo principal de los constantes enfrentamientos con el Presidente y que ahora están en un momento crítico.

Si Cartes finalmente decide no impulsar la posibilidad de su reelección, pese al respaldo decidido que tendría de un sector de la oposición, será únicamente porque está seguro de que no podrá ganar las elecciones de 2018. Evitará así seguir el mismo camino de Arnaldo Samaniego en Asunción, que contaba con todo el aparato y los recursos para su campaña, pero era imposible que obtuviera un triunfo electoral, como la realidad lo demostró.

En caso de que el Mandatario se convenza de que no podrá ser el candidato, el objetivo será intentar dejar un sucesor que lo conforme. Y he ahí que vendrá el choque inevitable con su partido.

La dichosa evaluación y diálogo que la aún presidenta del partido, Lilian Samaniego, anunció para los primeros meses de 2016 concluirá con seguridad haciendo un “gran descubrimiento”: que todos los colorados se deben unir, que deberán elegir un buen candidato para el 2018, que debe ser respaldado por todos los colorados. O sea, nada.

La visión de Cartes sobre la añeja Asociación Nacional Republicana está reflejada desde ya en el personaje secundario que fue puesto, por su decisión, como presidente del partido.

Si el Mandatario evitó expresamente alentar cualquier liderazgo político interno y, cuando tuvo la oportunidad, tachó a cualquiera que considerase le podía hacer sombra, es porque quiso reservarse la libertad de elegir a quien él quiera, como hizo este año con el diputado Pedro Alliana para la presidencia del partido.

La pregunta es si en el Partido Colorado habrá algún atisbo de institucionalidad o liderazgo en algunos dirigentes para ser interlocutores o si se limitarán a aceptar la orden que venga de arriba.

Por lo que ha pasado y lo que viene pasando, la respuesta parece estar cantada.

mcaceres@abc.com.py

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