Gernika ochenta años después

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SALAMANCA. A las cuatro de la tarde del 26 de abril de 1937, la ciudad vasca de Gernika comenzó a ser bombardeada por la Legión Cóndor, de la aviación alemana, juntamente con la fuerza aérea italiana. Durante un poco más de tres horas (desde las 16:00 hasta un poco después de las 19:00) los aviones dejaron caer siete mil bombas, unas 31 toneladas de explosivos, con el conocimiento y autorización del general (el “generalísimo” lo perdió hace tiempo) Francisco Franco. ¿Por qué nos asustamos de Siria, entonces?

Los resultados fueron atroces. Se calcula que durante el bombardeo murieron 1.645 personas; el 85% de la ciudad quedó destruida y el resto fue consumido por un incendio que no pudo ser controlado durante varios días. Dos características tuvo esta operación: la primera, ensayar una nueva técnica de bombardeo que consistía en una suerte de rastrillo que iba siendo pasado sobre el objetivo y que los alemanes utilizarían luego durante la Segunda Guerra Mundial. La otra: detrás de los bombardeos venían los cazas, ya que el único sitio por donde la población podía huir era una zona rocosa, carente de árboles y sitios apropiados donde poder buscar refugio, con lo que los aviones ametrallaban sin obstáculo alguno a quienes escapaban.

Es un año de aniversarios: 80 años del bombardeo de Gernika; 80 años que Pablo Picasso pintó su célebre cuadro a pedido de la República Española para ser expuesto en el pabellón español de la Exposition International des Arts et Techniques dans la Vie Modern, en París; 40 años que el cuadro regresó a España después de haber estado expuesto, durante veinte años, en el Museo de Arte Moderno de Nueva York por decisión del propio Picasso. El artista había dicho que la obra no regresaría hasta que la democracia no regresara a España. A pesar de ello, el gobierno de Franco intentó en varias ocasiones, con mucho sigilo, procurar que volviera, ya que resultaría un gran atractivo para el turismo, una de las principales fuentes de riqueza durante aquellos años de dictadura.

El interés que despierta la obra se puede ver en la gran muestra que el Museo Reina Sofía de Madrid le dedica a la obra para conmemorar todos estos aniversarios. En las dos primeras semanas han pasado por allí más de cincuenta mil personas. No solo se puede ver el “Gernika”, posiblemente la obra más famosa de la historia del arte después de “La Gioconda”, sino también los estudios que realizó Picasso y los primeros bocetos de esta obra de tamaño descomunal (casi 8 metros de largo por tres metros y medio de alto), otras obras del mismo pintor relacionada con el “Gernika”, además de una maqueta del pabellón español diseñado por el arquitecto español Josep Lluis Sert y su acondicionamiento interior por el artista y ministro de Cultura de la República, Josep Renau.

Un hecho conmovedor fue el gesto que tuvo el diario “El País”, el más importante de España, al invitar a un acto conmemorativo en la ciudad de Gernika a dos descendientes de aquellos aviadores que bombardearon la ciudad hace ochenta años y reunirlos con uno de los pocos sobrevivientes que quedan de la catástrofe. Uno fue Dieprand von Richthofen, sobrino de Wolfran von Richthofen, comandante de la Legión Cóndor, y Karl-Benedikt von Moreau, sobrino de Rudolf von Moreau, uno de los jefes de escuadrón de la Legión Cóndor. Ellos acompañaron a Luis Iriondo, de 94 años, quien, en un acto celebrado en el Teatro Liceo local, relató cómo vivió aquel momento trágico, cómo lo arrastraron hasta un refugio antiaéreo. Tenía 13 años y ese día estrenaba sus primeros pantalones largos que los echó a perder en el refugio, en medio del barro y la humedad que corría por las paredes, en medio de un aire que se hacía difícil de respirar. También el momento en que salió del refugio para encontrarse con que la ciudad que había dejado tres horas atrás, mientras se distraía con sus amigos, ya no existía.

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Los alemanes hablaron de la enorme carga de culpa que siguen soportando ochenta años después por hechos que cometieron familiares suyos y a pesar de que, al abrazarse con el sobreviviente, escucharon que este les decía: “La reconciliación que todos queremos”.

jesus.ruiznestosa@gmail.com