La reunión, según declaró a los medios de comunicación el senador Antonio Barrios –integrante de la plantilla de HC–, tiene por objeto articular una estrategia jurídica y política para defender a los intendentes municipales pertenecientes a la misma plantilla, sujetos a pedidos de intervención.
Cartes no quiere control, no quiere transparencia, no quiere auditabilidad de los municipios que controla; quiere blindarlos políticamente para evitar que el pueblo sepa qué se hizo con el dinero de los contribuyentes en cada uno de ellos.
La evasión de controles podría incluir, según fuertes rumores, la renuncia anticipada de Sandra McLeod, intendenta de Ciudad del Este, para evitar que se audite su gestión y obligar a elecciones anticipadas.
Ciudad del Este es la joya de la corona cartista. No solamente por Sandra McLeod, sino porque la capital de Alto Paraná es clave para la negociación de productos de Tabacalera del Este Sociedad Anónima.
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Este propósito de impunidad no es solamente para beneficiar a los intendentes que el grupo Cartes controla. Es general. Lo aclaró , por si alguien tuviera todavía alguna duda, el diputado Hugo Ramírez, también integrante de la plantilla de HC, en un importante discurso el pasado miércoles ante la Cámara de Diputados, a la que confundió con una junta de jefes mafiosos que deberían encubrir sus crímenes unos a otros, proponiendo que el proyecto de autoblindaje que se estaba estudiando sea puesto en vigencia, como “un acuerdo de paz”, como los que negocian las familias Corleone y Tattaglia en “El Padrino”.
El propio Cartes presidirá el evento de mañana según el senador Barrios, seguramente para que no haya dudas acerca de dónde vienen las órdenes que deberán obedecer sus empleados políticos, lo que permite saber, como efecto indeseado por el organizador de la reunión, que es él mismo, nadie más, el partidario de la impunidad.
Está muy bien que vayan cayendo las máscaras que sus agencias publicitarias construyeron para disfrazar a Cartes durante sus trágicos cinco años de gobierno, el más corrupto de toda la historia paraguaya, en el que todos los negociados de su grupo y los de sus amigos gozaron de una impunidad sin precedentes de la mano de la Fiscalía General del Estado, que sigue controlando a través de Sandra Quiñónez.
Quiñónez es la barrera que impide que los responsables de tanta irregularidad se encuentren procesados o presos, aunque la fiscala general no pudo, ni podrá, evitar que la prensa siga poniendo en conocimiento de la gente lo que es el grupo Cartes, y su patrón.
Después de la reunión de mañana, ya nadie serio podrá pretender hacer creer que Cartes y sus empleados representan algún tipo de avance para nuestra sociedad: Son la regresión autoritaria, los reconstructores de la impunidad, compañeros dignos de su árbol favorito, Óscar González Daher.