Ídem, Señor Presidente

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Sucedió el miércoles 26 de abril, Día del Periodista, instituido para conmemorar la aparición del primer periódico nacional, “El Paraguayo Independiente”, y homenajear a los trabajadores de la prensa. Se suponía que sería un encuentro distendido entre el presidente Horacio Cartes y miembros de la prensa acreditada ante la Presidencia de la República. 

Como no se daba en mucho tiempo, Cartes se sentaría a charlar de manera distendida con los colegas periodistas… pero la cordial hipocresía duraría poco. En un momento, un colega abordó el tema de la enmienda fallida y su posible delfín para la carrera presidencial (cuyo debate y conspiraciones van en curso). El Presidente respondió a la inquisitoria con una sucesión de frases inesperadas (o no tanto): “Me vas a hacer perder la paciencia”, “dejá de romper las bolas”, “cambiá la página”.

Aunque en un principio se aclaró que el encuentro se enmarcaría en la informalidad y que no hablaría de política, finalmente Cartes respondió algunas preguntas por casi una hora, según la crónica del encuentro. Así las cosas, no estaba fuera de contexto incluir la pregunta de polémica respuesta. 

Puede que al periodista no le haya parecido ofensiva la respuesta de Cartes y que no se enmarque dentro de lo que conocemos como maltrato de parte del gobierno (recordemos los 23 periodistas heridos en los sucesos del 31M, en una verdadera cacería contra cualquier comunicador que tuviera la osadía de registrar los atropellos perpetrados por la Policía Nacional). Sin embargo, denota el autoritarismo a flor de piel del Presidente y su incapacidad de mantener una conversación civilizada. 

Este tipo de actitudes es lo que Reporteros Sin Fronteras clasifica como desinhibidores de los ataques hacia la prensa. Es decir, si el propio Presidente de la República ningunea de manera pública a los periodistas y los trata irrespetuosamente, los estamentos que están por debajo de él incrementan paulatinamente su nivel de agresión hacia los mismos. 

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Agredir aunque sea “en broma” a los trabajadores de la prensa es una cuestión grave. Una autocrítica: tendemos a tomar estos hechos como parte de los gajes del oficio, normalizando primero los abusos verbales y luego los físicos. Agredir a los periodistas no es “normal”. El Gobierno debería garantizar la seguridad de los agentes de la democracia y no buscar cualquier resquicio para pasarles una factura cuya deuda no ha sido generada por ellos, sino por los políticos. 

Conocemos la preocupación que tiene el señor Cartes respecto a sus gónadas, a las que –por cierto– en otra ocasión había amenazado con volárselas ante la eventualidad de tener un hijo gay. Salvado –por ahora– de ello, colegimos que las tiene muy sensibles. Tal vez por ello fustiga vehementemente a todo aquel que amenace la integridad de las mismas con preguntas periodísticas, que él considera impertinentes.

¿Cómo responder a esto? ¿Con una risa…? Pues no, no es simpático; si el Presidente te dice “dejá de romper las bolas”, lo que ameritaría responderle es: ídem, Señor Presidente; ídem.

mescurra@abc.com.py