Inauguraciones de fin de mandato

Mientras Horacio Cartes participa últimamente en la inauguración de casetas policiales, tanques de agua y entrega de pollitos a comisiones vecinales, en espera de obras de Gobierno más convincentes, algunos dirigentes colorados que aparentemente no gozan de la confianza presidencial comienzan a ocupar espacios de poder para la disputa que se viene en un segundo semestre del año, que promete ser políticamente movido.

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La Cámara de Diputados adelantó ayer la elección de sus autoridades para confirmar a la actual mesa directiva hasta el final de su mandato, en 2018. Se trata de una jugada de Hugo Velázquez para aprovechar el escenario favorable y evitar “sorpresas” que puedan venir en el futuro inmediato en forma de alguna maniobra del Ejecutivo. En tanto, en el Senado, los disidentes colorados y las bancadas opositoras disputan el poder, pero difícilmente permitirán una mesa directiva afín al Poder Ejecutivo.

La renovación de la Corte Suprema, anunciada con bombos y platillos desde 2014, va camino a morir de inanición en el Congreso. Tal como se presenta el panorama político, con un presidente disminuido en su poder y con poco margen de maniobra, un oficialismo caldeado y una oposición dividida, será muy difícil que haya cambios en los próximos meses en alguna institución, pese a la mala imagen que arrastran y a las promesas pasadas. Esta situación favorecerá el inmovilismo, dará la sensación de que no vamos hacia ningún rumbo preciso y de que todo sigue igual.

Cartes se enreda en la telaraña del poder, pero conserva la iniciativa por su temible poder económico y por tener aún firme “la lapicera”. Algunos dirigentes colorados continúan el “flirteo” con el Mandatario, con la esperanza de resultar elegidos en las listas de candidatos que ya se comienzan a barajar para el 2018. El Mandatario evita aún confirmar que renunciará definitivamente a la posibilidad de ser reelecto. Lo hace porque las encuestas le indican que tiene asegurada una derrota catastrófica y desea evitar un desbande generalizado.

No obstante, por consejo de los asesores, está haciendo un postrero intento de levantar su imagen con recorridos por el interior del país todas las semanas, buscando el esquivo calor popular. Es una estrategia repetida por anteriores mandatarios, a los que en realidad no les resultó provechosa. Que lo diga Federico Franco que se pasó los últimos meses de su breve mandato paseando por algunos pueblos, participando hasta en procesiones religiosas y solamente consiguió reforzar una imagen lastimera y, de paso, enterrar definitivamente su carrera política.

El problema principal del oficialismo ahora es que en las listas que armaron el Mandatario y su entorno son más los que sobran que los que entran, particularmente en cuanto a referentes políticos se refiere.

A esta altura, es evidente que el Presidente, durante su mandato, aplicó en el Partido Colorado la estrategia de debilitar a la mayoría de los dirigentes, especialmente a aquellos que podrían representar algún peligro potencial, al tiempo de respaldar a otros que no tienen ninguna proyección política.

En la interna colorada, Cartes juega a que los candidatos que surjan para el 2018 dependan en última instancia de su bendición y de su respaldo económico para proyectarse.

Respecto a los partidos de oposición, también buscará básicamente, en tanto esté en sus manos y pueda conservar la iniciativa, que los posibles candidatos no representen un peligro para cuando él deje el poder. Mucho dependerá de que no se vaya despeñando de a poco en lo que le resta de mandato.

mcaceres@abc.com.py

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