El Instituto Nacional del Cáncer (Incan), único hospital especializado con que cuenta el país, en 33 años de funcionamiento, en vez de que sus servicios se amplíen, se estancó e incluso cerró 48 camas. Cuenta con un único acelerador lineal del sector público en funcionamiento, que sirve para que los pacientes accedan a radioterapia.
El aparato se adquirió bajo la administración del entonces ministro de Salud Pública doctor Antonio Arbo, y durante la gestión ministerial del actual senador y defensor de la industria del tabaco –que produce varios tipos de cáncer– doctor Antonio Barrios, se demoró tres años en instalarlo.
Barrios ni su sucesor, el Dr. Carlos Morínigo, ni el entonces director del Incan y actual viceministro de Salud Pública, doctor Julio Rolón, se preocuparon de asegurar su funcionamiento. Se perdió un valioso tiempo que no se recupera, y qué costó y seguirá costando la vida a muchos enfermos.
La música “Insanables”, compuesta y cantada por el doctor Rolón, hasta parece una burla a quienes a diario luchan contra esta penosa enfermedad, porque el sistema realmente cansa y desalienta ya que no brinda la tranquilidad necesaria ni la certeza de que podrán iniciar y terminar el tratamiento en tiempo y forma, y menos para pensar en prevención para aquellos afortunados que no les tocó padecer el calvario de un paciente oncológico.
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Dejaron el equipo sin un contrato de servicio de mantenimiento, lo cual raya lo criminal, porque para más sufre averías a cada rato, dejando colgados a pacientes en su tratamiento. No todos acceden al sector privado, contratado para paliar esta terrible situación de contar con un solo equipo, como contrariamente se quiere hacer creer.
Además, tampoco se preocuparon de mandar a reparar el otro equipo averiado, o en llamar a licitación para adquirir un segundo acelerador, por múltiples excusas que sobran y no devuelven la vida a quienes se han ido.
La esperanza es el proyecto de ley que crea el Programa Nacional de Control del Cáncer, con media sanción en el Parlamento, que de aprobarse y promulgarse aportará los mecanismos para la atención integral de las personas que padecen esta enfermedad.
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