Incógnitas de lo que puede esperarse

Algunos senadores colorados que responden al liderazgo del presidente electo Mario Abdo Benítez aún muestran algún pudor para admitir que votarán a favor de aceptar la renuncia del presidente Horacio Cartes y no objetarán su posterior juramento como senador.

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Parecen creer que hay todavía algunos mal informados que desconocen que, tras las internas del partido oficialista, Abdo Benítez debió pactar una serie de condiciones con el mandatario para tener su respaldo.

En realidad, la única duda que hay ahora es cuántas y cuales cuestiones más incluye este pacto además de aceptar que Cartes integre la Cámara de Senadores, pese a que la Constitución lo prohibe.

Esta mañana, en la sesión del Senado por ejemplo, se verá si el acuerdo abdo-cartista incluye también no tocar intereses económicos claves del actual presidente, vinculados a sus empresas tabacaleras.

Los senadores abdistas votaron con pleno convencimiento, en noviembre del año pasado, el aumento del impuesto al tabaco que, posteriormente, la Cámara de Diputados redujo.

Hoy, el Senado debe decidir si se ratifica en su postura inicial o si acepta la rebaja impositiva para la que el mismísimo José Ortiz, monje negro del cartismo, hizo un fuerte lobby en Cámara Baja.

En el entorno del presidente electo insisten en que todo será distinto cuando él asuma formalmente el cargo el 15 de agosto próximo.

Cuentan con el hecho fáctico de que Cartes perderá el poder de los nombramientos en la administración pública y todo lo que conlleva el cargo.

Sin embargo, el mandatario saliente, pese al evidente desprestigio que acumuló durante su gestión, que de hecho le costó ser derrotado por Abdo Benítez en la interna, no se resignará a un papel secundario.

Abdo Benítez debe ahora consolidar un equipo político que sufrió algunos golpes y tejer alianzas que le permitan gobernar y posicionarse ante la disputa por el poder partidario.

Aunque la popularidad de Cartes esté ahora por el suelo, mantuvo tras las internas la lealtad de muchos dirigentes la cual, posiblemente, se mantendrá vigente ya que varios le deben mucho, en el amplio sentido de esa palabra.

En este escenario, la oposición tiene muchas posibilidades de cumplir el próximo periodo un papel de reparto, especialmente el PLRA, golpeado por la derrota electoral que afectó a la mayoría de sus dirigentes.

Será digno de verse de qué manera se configurarán las alianzas en la Cámara de Senadores donde, como nunca en la historia política reciente de nuestro país, se codearán personajes con tanto desprestigio público y cuentas pendientes con la justicia ordinaria, particularmente en los partidos tradicionales.

Hasta ahora, existen especulaciones sobre la posibilidad de que, ante las revelaciones públicas de lavado de dinero, presiones externas causen una nueva crisis política. No obstante, para esa alternativa van quedando pocos días.

Muy pronto, Abdo Benítez deberá comenzar a dar los nombres de su gabinete y lanzar señales sobre cuáles serán sus alianzas en el Congreso.

El problema es que las alternativas que tiene a mano, a saber, continuar el pacto con el cartismo y su lista de esperpentos o intentar acuerdos con algunos sectores de la oposición, tienen asegurado un inevitable costo político.

Si a esto se suma que el cartismo se encargó de fagocitar todo lo que pudo la institucionalidad del país, el panorama se muestra complicado. Mucho más para un presidente cuyo liderazgo, fortaleza e inteligencia todavía están por verse.

mcaceres@abc.com.py

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