Insensibilidad social

Según datos de Salud, los casos de gripe, resfrío e infecciones respiratorias aumentaron. Paralelamente, gente esperando colectivo bajo el viento helado y la lluvia. He preguntado varias veces a multimillonarias empresas por qué no colocan un refugio en las paradas de colectivos sitas en sus esquinas, y si eso no forma parte de la responsabilidad social tan mencionada en sus discursos. En nuestra cultura, lo habitual es no recibir respuesta alguna a las preguntas simples y claves, no sé para qué ciertas empresas e instituciones tienen páginas virtuales. Silencio mortal. De hecho, la Municipalidad de Asunción jamás responde a los comentarios ciudadanos que se dejan en su Facebook, uno no sabe si se leyó o no, si se canalizó o no.

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Retomando el tema de estos negocios que hacen lo que quieren, se les otorga permiso –creeríamos que lo tienen– para que se instalen en lugares donde recaudan pero no retribuyen. Y si te toca una estación de servicio en tu barrio, fuiste como usuario esperando el colectivo en esa esquina.

Construir paradas-refugio para la gente y después saldar sus cuentas entre quienes corresponde, demostraría que se piensa en el bien común. Por cierto que la apatía parte también de las mismas víctimas, he hecho un sondeo y apenas entienden lo que les estoy diciendo, por ejemplo, de exigir que se restituya un techo caído: “Eh… y sí, pero ese la tormenta lo que echó, ellos (el supermercado) no tienen la culpa”.

Hay muchos tramos donde los grandes negocios han colocado unas plantitas inútiles para “embellecer la vereda o paseo central”, eso es una burla a la ciudadanía que sigue pagando impuestos altísimos por sus barrios, invadidos cada vez más por construcciones enormes y anónimas. Anónimas sí, porque no hay una cara para espetar las verdades, sino un ejército de mandos medios que se encargan de no molestar “con tonterías” a los dueños.

Lo que tenemos es que soportar todos la incomodidad por la ineptitud (o arreglos) entre las autoridades y los comercios. No quiero entrar en la parte legal, pero si lo legal siempre es lo legítimo, tiene que contemplar las situaciones por las que atraviesa el peatón, el que usa el colectivo.

Además, las paradas de colectivos deben hacerse en los lugares donde la gente las ha marcado por hábito, comodidad y seguridad. Por esa sencilla razón es que todo intento de orden jamás funcionó ni medianamente en nuestro país, porque no se respeta la voluntad de las personas. Recuerdo haber leído en un libro de grandes arquitectos: “La gente es la que, con su andar, hace el camino de entrada a la casa; después recién uno debe concretarlo”. En este punto evitemos caer en el simplismo de que la gente para el ómnibus en cualquier lado, algo que es muy cierto, pero nos distrae del punto que nos interesa.

Negocios grandes sobre avenidas de tránsito masivo tienen que construir paradas para sus clientes y demás vecinos de la zona. Sigo sin entender cómo los gerentes llegan tan tranquilos y estacionan sus vehículos viendo personas a la intemperie, madres con bebés, gente discapacitada. Y, por el otro lado, esa mudez endémica paraguaya de tragarse todo el daño. Nos viene como anillo al dedo lo dicho hace siglos por el maestro Rousseau: “Las leyes son siempre útiles para las personas que tienen bienes, y dañinas para los desposeídos”.

lperalta@abc.com.py

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