Este fenómeno no es solo nacional sino hace un tiempo atrás se está manifestando en distintos países de la región. Para nosotros tal vez, aquí en Paraguay, sea una “revolución” casi incomprendida para algunos.
Hasta ayer nomás los clanes familiares políticos eran no solo intocables sino iban mucho más allá: admirados y hasta idolatrados, si se quiere por algunos.
¿Quién iba a pensar en su sano juicio que los González Daher, incluyendo a Ramón, que llegó a ser vicepresidente de la nada más y nada menos que la Asociación Paraguaya de Fútbol (APF), iba a estar tras las rejas; que los Zacarías Irún de ser los benefactores de Ciudad del Este y alrededores hoy están siendo investigados por la Fiscalía por supuesto enriquecimiento ilícito y lavado de dinero? Y se pueden sumar más nombres, asumiendo también que varios políticos por ahora se están salvando.
Asusta escuchar que algunos intendentes, gobernadores, legisladores y referentes políticos sostengan que una persona electa pueda hacer lo que les venga en gana desde ese puesto de poder. No solamente porque desconocen el sistema legal al cual deben estar sometidos sino porque creen que acceder al poder es sinónimo de “forrarse” o “armarse”.
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En una reciente reunión en Asunción, los intendentes se quejaron amargamente y cuestionaron cómo apenas un grupo de 10 personas en las calles, siete concejales y dos periodistas pueden truncar sus mandatos, que les fuera derivados del “pueblo” a través de las urnas. Planteado desde ese punto de vista hasta suena convincente.
En la reunión de los cartistas del lunes pasado presentaron la intervención municipal como sinónimo de persecución del poder de turno. Algunos hasta se declararon “perseguidos políticos” y con ganas de pedir probablemente asilo a un país extranjero. Hasta ese punto llegamos.
Y aquí surge la siguiente reflexión: ¿antes había impunidad y ahora comenzaron a activarse los resortes legales para investigar a quien sea? ¿O estamos verdaderamente ante una persecución, que esconde detrás un pacto político en pos de la gobernabilidad? Cada uno de nuestros estimados lectores tal vez tenga su propia respuesta y según desde el lugar donde opine tal vez tenga razón. Pero hay una realidad incuestionable: la política en distintos países, incluido Paraguay, se convirtió en uno de los negocios más prósperos. Y este negocio está en manos de varias personas que tienen un solo objetivo: “forrarse” y ganarse un terreno de poder para seguir “forrándose” más y más a tal punto de buscar controlar la mayoría de los poderes a su alcance para ganar impunidad.
Ese circuito parece que se está rompiendo y ahora órganos jurisdiccionales, que antes estaban dormidos, comienzan a despertarse. Quienes cuestionan que solo los cartistas son “perseguidos” encuentran también víctimas en otras carpas políticas como el exdiputado José María Ibáñez (ANR, Añetete) y el actual diputado con permiso Ulises Quintana (ANR, Añetete). El primero libre y el legislador paranaense preso. Ojalá que estos vientos de cambio en Paraguay no terminen como siempre en pactos políticos entre el poder de turno y los autodenominados “perseguidos” para lograr impunidad en beneficio de determinados clanes. Hoy la ciudadanía ya no está dispuesta a perdonar estas traiciones. Recuerden: el poder ya no es lo que era.
pguerrero@abc.com.py