En Génesis, vemos cómo Dios creo el mundo y les dijo a Adán y Eva: “Poblad la tierra y multiplicaos”; a partir de entonces, miles de peripecias ha pasado el ser humano a través de los siglos, para evolucionar en todos los sentidos. Ni imaginamos al hombre de las cavernas, sin nada, luchando por sobrevivir; para conseguir alimentos y protegerse del frío. Frotando una piedra con otra, descubrió el fuego y más tarde, los grupos se instalaron en terrenos fértiles para dar inicio a la agricultura y la ganadería. Antes, la caza, la pesca y la recolección de frutas, eran las principales fuentes de alimentación. Tal vez cuando dejaron de ser nómadas, nacieron las familias. Posteriormente, se distribuyeron los trabajos para organizar mejor la existencia.
Cuando Adán y Eva pecaron, el Padre Celestial les dio esta sentencia: “Ganarás el pan con el sudor de tu frente”. A partir de entonces, ha sido tremenda la tarea para ir adelante, sorteando miles de obstáculos.
Es tan larga la historia de la humanidad, que llena volúmenes y volúmenes de escritos. Hacemos esta breve reseña para comprender, finalmente que no estamos al azar en este planeta; sino que por una voluntad divina y que el Supremo Hacedor, nos ama y ama verdaderamente esa institución sagrada que Él ha creado, y que es la familia. Es nuestro deber conservarla limpia, sana, vigorosa y fuerte. Para eso Dios nos ha otorgado la inteligencia, el amor, la fortaleza moral y la capacidad para luchar contra las tentaciones, debilidades, crisis y tormentas que azotan a diario a los matrimonios.
La tecnología se ha incorporado a nuestras vidas y nada podemos hacer para detenerla. Al contrario, tenemos que usarla correctamente para mejorar la calidad de vida. Obviamente que el mal uso de esta herramienta, trae problemas. Internet y las redes sociales, han revolucionado todo, pero debe ser para mejor, no para peor. Es impensable vivir hoy aislado como los seres de los pueblos primitivos que se comunicaban con señales de humo. Hoy, estamos todos conectados, sin importar la distancia. Y esto sucede porque Dios permite, ya que nos da la inteligencia, la creatividad y el ingenio para crecer, prosperar y superarnos cada día.
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Es bueno que le hayan otorgado toda una semana a la familia. En realidad, hay que trabajar por ella los 365 días del año. La mejor forma de honrar a la familia es cuidándola con mucho amor, tolerancia y respeto. La única manera de triunfar en este propósito es pidiendo a Dios mucha sabiduría y paciencia. Es difícil luchar contra los antivalores, la sociedad de consumo, las drogas, el alcohol, el tabaco, el sexo y la violencia. Pero si nos relacionamos íntimamente con nuestro Creador, que es inmensamente amoroso y misericordioso, podemos salvar nuestras familias, que es el centro, la célula y la base de la sociedad.
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