El senador estadounidense Marco Rubio dijo que Diosdado Cabello “es el ladrón más grande de Venezuela”.
Atención: el “ladrón más grande” en el país “más corrupto del continente, que además tiene presos políticos que son torturados y víctimas de tratos crueles…”, y donde se desconoce un poder del Estado (la Asamblea Nacional) y el Poder Judicial está sometido al Poder Ejecutivo, según el Secretario General de la OEA, el uruguayo Luis Almagro.
El presidente argentino Mauricio Macri, coincide y suma: “Lo que sucede en Venezuela es inaceptable, es la violación absoluta de los derechos humanos”, dijo recientemente en Lima.
Y ¿cuál es la fórmula del capitán y diputado Cabello para el referendo revocatorio?
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Cabello ha afirmado repetidas veces que no puede hacerse el referendo este año y que no lo van permitir. Esto es, si fuera en el 2016 y el Gobierno pierde, debe llamarse a elecciones, pero si es en el año próximo, su efecto ya se limita a la salida del Presidente y el traspaso al Vicepresidente.
Y partir de esa postergación (en lo que parecería trabajan –“por la vía del diálogo”– los expresidentes Rodríguez Zapatero, Leonel Fernández, Martín Torrijos y Ernesto Sámper, estos dos últimos por el lado de la Unasur) surge la fórmula de Cabello.
Según este, se llama a referendo en enero y en marzo se realiza y sacan a Nicolás Maduro, “que es el objetivo”. “Entonces –explica Cabello–, siguiendo el ejercicio legal, corresponde que asuma el vicepresidente (Jorge Arreaza), quien ya en la presidencia, y en función de las normas legales, designa como su vicepresidente a Nicolás Maduro, y a la semana renuncia y Nicolás nuevamente asume como presidente”. Impecable: “Y todo dentro de la Constitución; de lo que dice el artículo 233”, afirma el capitán diputado.
“Y ya no hay más chance de otro referendo”, se ufana, al tiempo que se burla de los Rubio, los Almagro, los Macri y de todos los venezolanos y del resto del mundo, y deja en ridículo y desnuda a los mediadores aceptados por Maduro y a todos los “dialoguistas”.
Esta “fórmula” de Cabello fue uno de los tantos hechos y razones (presos políticos, los que vienen de atrás como López y las decenas de las últimas semanas); concentración total del poder; eliminación, por parte de una Justicia sometida, del 95% de las leyes aprobadas por la Asamblea Nacional; juicios y prisiones dispuestas desde el Ejecutivo a los que los jueces y tribunales le dan formalidad jurídica; poderes excepcionales; censura de prensa; persecución de los periodistas; etc.,etc.), que me enumeró el chileno José Miguel Vivanco, director para las Américas de Human Rights Watch, para fundamentar que huelga preguntarse si en Venezuela hay o no democracia o algún tipo de democracia. “Los hechos hablan por si mismos”, afirma.
La semana pasada Vivanco visitó la Argentina y se entrevistó y entregó a sus máximas autoridades, incluidos el Presidente y la Canciller, el lapidario último informe de HRW, sobre la situación venezolana.
No hay cláusula democrática que pueda resistirlo, advirtió. “Venezuela no califica para presidir el Mercosur, viola todas sus normas y exigencias en materia de defensa de las libertadas, los derechos humanos y la democracia, y sus miembros están obligados a defenderlas y hacerlas respetar”.
Y, hablando del Mercosur, que quedó para lo último por tratarse de “un rubro” que está muy embarullado en estas horas, ya Uruguay “se desprendió” de la presidencia pro tempore para que asuma “el que sigue”. El presidente Tabaré Vázquez, por problemas internos de su propio Partido, incondicionalmente chavista, y para no tener choques con el gobierno de Maduro, entre otras razones, se quitó el tema de encima. Sin cumbre de presidentes o, por lo menos Consejo de Ministros, como había ocurrido hasta ahora. Según el gobierno uruguayo, en Venezuela hay “una democracia autoritaria” y es lo que “jurídicamente” corresponde hacer en el Mercosur (todo dentro de la Constitución como diría Cabello).
“Lo del gobierno uruguayo es sorprendente y se ubica en la línea contraria que ha comenzado a primar con nuevos gobiernos resueltos a llamar las cosas por su nombre”, me señaló Vivanco.
Maduro, en tanto, aplicó “la fórmula” y se autoproclamó presidente del Mercosur.
Pero quizás no sea todo tan fácil. Paraguay, país que fue suspendido del Mercosur (para que pudiera ingresar Venezuela) porque “lo político está por encima de lo jurídico”, también según el gobierno uruguayo (entonces presidido por José Mujica, del mismo partido que Vázquez), ya le salió al paso y desconoció la presidencia venezolana, “la que no vamos a aceptar”, dijo su Canciller.
A su vez, el gobierno argentino, a través de su Cancillería, cuestionó el procedimiento uruguayo-venezolano y advirtió que no se puede asumir la presidencia de la organización si no hay un traspaso de mando formal.
Habrá que esperar qué pasa con el correr de las horas: que es lo que hará Brasil, que hasta ahora de hecho ha acompañado al Paraguay en su firme oposición contra el gobierno chavista. Es más, el canciller brasileño José Serra ya dijo que “Venezuela no va a presidir (el Mercosur), no tiene condiciones”. El gobierno venezolano no logra hacerse cargo ni de Venezuela”, afirmó el jefe de Itamaraty.
Pase lo que pase, parecería que la suerte del Mercosur está muy comprometida. A los tumbos y los tropezones y con la imagen muy deteriorada, su futuro dependerá de lo que resuelva con Venezuela, la que, como se sabe, entró por la ventana, y es un dato a tener en cuenta.
daf@adinet.com.uy