Colocar todos los fondos en un solo banco, sea público o privado, es igual una medida imprudente. Ya se imaginarán ustedes cuál fue la postura del sector privado con relación a esta disposición, pero de nada sirvieron las advertencias de Paredes como tampoco de los privados porque en la ley de Presupuesto del 2016 se incluyó la obligación de los organismos y entidades del Estado (OEE) de depositar sus fondos en la banca estatal además los sueldos estatales.
El BNF tiene en su historial el otorgamiento de créditos ilegales que no pudieron ser cobrados, como los sonados casos de préstamos a los transportistas, y la autorización de créditos con fines proselitistas, entre otros.
Aunque el BNF funciona como un banco más de plaza, actualmente es cada vez más partidario que nacional, además de no fomentar prácticamente nada en el campo de la inversión productiva ni en el desarrollo. O si lo hace, no se nota el resultado.
Desde un comienzo se sospechó que detrás de la intención de migrar los fondos públicos a un solo lugar había un plan político del oficialismo, lo cual se confirmó con la eliminación del directorio del BNF de los representantes del sector privado para colocar en su lugar a leales correligionarios.
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Los estrategas del cartismo habrán exclamado: ¡Bien, caramba! Ya podemos distribuir combustible del Estado a los correlís a través de las estaciones de Petropar y ahora podemos distribuir préstamos importantes con dinero del Estado a los grandes aportantes de nuestras campañas electorales. ¡A los amigos todo, a los enemigos ni el agua!
Poner toda la carne en una sola parrilla elimina la competencia y además el hecho de que quienes deban hacer la repartija ya no cuenten con la cercanía del control privado es una insensatez y al mismo tiempo un retroceso. El Estado no es un lugar confiable para dejar en sus manos el manejo exclusivo de la cosa pública, con un criterio de partidización.
No se debe olvidar en este contexto el reiterado afán del cartismo de meter mano en la caja de jubilaciones del IPS con el pretexto de la inamovilidad de dichos fondos para convertirlos en supuestas ganancias y mayor beneficio para los jubilados. Pueden ponerle la firma de que ese afán persistirá con el tiempo.
El cartismo va encontrando nuevas formas de ejercer el control para tener el manejo absoluto del aparato burocrático del Estado y de esa forma tratar de conservar el poder con un involucramiento engañoso del Partido Colorado.
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