La transparencia de Hernán Ka’a

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Desde hace bastante tiempo que este país andaba transitando tomado de la mano de un hermetismo que, por manejarse así, a casi nadie le interesaba escarbar un montón de sombrías situaciones que resultaban muy claras. Todo lo oscuro es muy claro en el Paraguay. Hasta trabajar en negro es tan calmoso y despejado. Lo tostado siempre continúa lúcido y lo quemado sigue tan inmaculado.

Las “persecuciones políticas” que este diario hace a los políticos por seguirles los pasos a muchos de los corruptos y sinvergüenzas que se pasean en este país sintetizan lo antiéticos y antiestéticos que son para los muchos de paraguayos que todavía pueden levantar la cabeza y pensar en un Paraguay mejor.

Todavía hormiguean los resabios stronistas, algunos hasta con alto cargo siguen suspirando que con la dictadura se vivía mejor, que la gente comía tres veces por día y rematando con que la seguridad era total durante esa época. Por poco no lo dicen los que reciben sueldo por los golpes recibidos y como víctimas de la dictadura.

En esa época nadie era investigado por la fortuna juntada con su mísero sueldo. Los milicos se “especializaban” en cada rubro y cada general tenía a su cargo el negocio de los autos, el alambre, el cemento, la harina, el whisky, el azúcar, los electrodomésticos, el cigarrillo y nadie tampoco podía seguir la pista a los que traficaban marihuana y cocaína.

Cuando este diario comenzó a escarbar lo que los muchachos tocaban por todo el negro negocio que a toda luz se hacía, le llegó la hora del cierre ocurrido el 22 de marzo de 1984 para seguir nuevamente combatiendo contra toda corrupción desde su reapertura del 22 de marzo de 1989. Acotemos que también al diario Última Hora le llegó su hora así como a la Radio Ñandutí.

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No hay cosa más imposible que el querer tapar los millones robados con un infeliz salario. Y de eso hay ejemplos a montones en este país. Los empleados estatales siguen usando el dinero fácil que les provee el presupuesto de gastos que se tiene y malversan como si ese dinero fuese para que se lleve a sus bolsillos. La desventaja que tienen los políticos, milicos, policías, parlamentarios, intendentes, gobernadores y directivos deportivos corruptos es que conocemos hasta su prontuario familiar y el origen tan pordiosero de sus ancestros.

Este actual gobierno comenzó a escarbar y transparentar todo lo que la gente del estamento oficial percibe como salario. Hay sueldos que no guardan ninguna concordancia con la vida que se pega el asalariado. Vivir como un jeque kuwaití con un sueldito de morondanga es moneda corriente en el Paraguay.

Lo peor de esta transparencia es conocer que un soberano mediocre percibe un sueldo de primer mundo y que cualquier ajúra galleta e insolvente cultural son recompensados con buena paga y que de pensados nada tienen.

Hernán Ka’a, un sabio pensador que toma tereré las 24 horas del día en la Plaza de los Héroes de Villarrica, me preguntó si para qué sirve ventilar todos los sueldos de los muchachos, incluido el perfume y la ropa interior de los milicos, los viáticos de la perrada y de los viajeros que no viajan, el sueldo de las secretarias vips y de las empleadas domésticas, de planilleros y aduaneros, de los caseros y de las niñeras de oro.

Hernán siguió comentando que esos datos ventilados solo sirven para ponernos más descontentos al saber que esa gente gana muy bien solo por gastar electricidad, agua y tomar tereré en sus oficinas. Y mirando al frondoso lapacho en flor Hernán remató diciendo: a mí nadie me paga por tomar tereré...

caio.scavone@abc.com.py