Un 24 de febrero, durante la Guerra de la Triple Alianza, se hizo una asamblea para donar las joyas de las mujeres para seguir apoyando la contienda. Esa guerra diezmó a la población, y las mujeres tuvieron que comenzar de cero para levantar la patria en ruinas. Por ese valor, coraje y heroísmo, el papa Francisco dice que las paraguayas son las más heroicas de América Latina y que merece el Nobel de la Paz.
Tanto en la guerra como en la paz, la mujer paraguaya demuestra su valentía. De un millón de habitantes, al finalizar la guerra quedaron 150.000; casi todos mujeres, niños y ancianos. Las compatriotas tuvieron que trabajar la tierra para alimentar a los hijos. Cuenta el doctor Carlos Villagra Marsal que las jovencitas de 15 años ya empezaron a procrear, incluso con ancianos de 70 años, porque tenía que repoblarse la nación. Verdaderamente, teníamos que resurgir, como el Ave Fénix de las cenizas.
En la Guerra del Chaco, otra vez tuvieron un enorme protagonismo enviando alimentos a quienes estaban peleando en los fortines. Los cargamentos se recibían en el hoy estadio Defensores del Chaco, en Sajonia, que por eso lleva ese nombre. Cartas, regalos, alimentos y otras cosas eran enviados por novias, madres, hermanas y “madrinas”. Ellas iban todos los días al puerto de Asunción, donde figuraba la lista de los caídos en batalla. Relataba doña Josefina Plá en una conferencia que dio en la Facultad de Filosofía UNA en 1982, con motivo de los 50 años del inicio de la guerra con Bolivia, que durante esos tres años no hubo escasez de alimentos y que había abundancia en los hogares paraguayos. La fallecida Josefina Plá vivió de cerca todos esos momentos porque era jefa de redacción de “El Liberal”. Realmente, estas historias son ejemplos de fortaleza, patriotismo y entereza.
Hoy, el panorama ha cambiado. La guerra se lleva a cabo en forma pacífica en el hogar, en el trabajo y en la sociedad. La mujer sigue, en todos los niveles, luchando por una mejor calidad de vida y educando a los hijos, por encima de todo. En el escenario político, social y cultural, la figura de la mujer se destaca notablemente. A pesar de que el feminismo furioso de los años 70 y 80 ya casi desapareció, algunas líderes sociales y campesinas realizan un trabajo ciclópeo. La igualdad de género, la lucha contra la pobreza, la información sobre el derecho sexual y reproductivo, la eliminación de la violencia intrafamiliar y la ayuda para formar miniempresarias son solo algunas de las prioridades.
Todos los beneficios, en un solo lugar Descubrí donde te conviene comprar hoy
En nuestra sociedad, la mujer sigue siendo la gran educadora. Y la familia, que es la base de la sociedad, es la raíz, el centro donde debe apuntar toda la atención de los organismos estatales. Para evitar muchos de los problemas como la drogadicción, violencia doméstica, embarazo de adolescentes, sida y tantos temas más, se debe cuidar a la familia y fomentar los valores éticos, morales y cristianos que la sustentan.
No es fácil luchar contra la sociedad de consumo que toma a la mujer como un objeto más de consumo; no es fácil luchar contra la codicia, la envidia y otras pérdidas de valores. Esas son nuestras guerras, y tenemos que estar armadas con paciencia, amor, fe y esperanza.
blila.gayoso@hotmail.com