Pero así son las “corrientes del pensamiento” en nuestros partidos políticos de hoy, y como el “führer” antaño, deciden “quien es quien” en el Paraguay. Porque con idéntico pensamiento y similar procedimiento, se determina el orden en la columna –cada nombre en el sitio respectivo– de acuerdo a sus aporte$, al cargo pretendido, además de un pormenorizado detalle de sus promesas. Para que, en caso de ganarse el cargo, no cometiera el desatino de olvidar cómo lo obtuvo.
Estamos hablando de las listas sábana y de cuál es el “piso” para integrarla. Porque el techo es bajito. Tan bajo como para que las pretensiones de virtud se sometan al enrase de la catadura que imponen los “líderes”. Es la misma que imperó hasta el “golpe de la Candelaria” con el predominio de la mediocridad que igualaba a todos; que invadía la función pública, los claustros universitarios y los gremios de profesionales. Esa es la herencia del pasado que perpetuamos con estas listas nefastas y que no nos permite reaccionar ni ante las más claras demostraciones de que “(...) todo está como era entonces”, como cantaba el poeta.
Es lo que nos dejó Alfredo Stroessner y nos regalan nuestros representantes de ahora. Y no habrá ineficiencia o corrupción denunciada, verificada y puesta bajo alguna tímida investigación, que promueva los cambios. El sistema es tan perversamente perfecto, tan eficaz “la legalidad” engendrada por los partidos tradicionales y el silencio de los otros, que está democráticamente dispuesto para que mucha más gente de la que permitía el Dictador meta la mano en el Presupuesto Nacional. Hay que decirlo. No hay miseria de compatriotas que los conmueva o contenga mientras haya voluntad, tiempo y recursos para repartirse las ventajas del poder: licitaciones y concesiones, embajadas y consulados, ongs y universidades de garage, contralorías y aduanas, cargos con gratificaciones y dobleaguinaldos. Y todo perfectamente medido y cuantificado para que el sistema funcione “per secula suculorum”. Porque en eso si hay diferencias: criticar al Dictador era desafiar el martirio. Criticar el sistema actual es “ser golpista”.
Finalmente: hablamos de estructuras mafiosas que fueron creadas y se sostuvieron para los leales de antaño y hoy sirven a la clientela partidaria. De esa hechura fue el extraño medio ambiente delineado a la medida de Stroessner; y a la medida de los que ya sin él repiten el modelo.
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Lo más triste es –si pudiera haber más tristeza– que algunos de los opositores de antaño militan en la misma comparsa: colorados, liberales, febreristas, democristianos y comunistas. Meritorios luchadores de otros tiempos que hasta vieron morir a sus compañeros durante el largo y oscuro tiempo de la dictadura. Los que mutilados de afecto del solar nativo tuvieron que comulgar con el duro pan del exilio. Los que amnésicos o mareados hoy, por las prerrogativas que otorgan las cercanías al poder, siguen demorando el golpe definitivo al sistema dictatorial representado por las listas sábana. ¿Es esto lo que la memoria de sus compañeros merecen? ¿Es lo que merecemos todos los paraguayos?
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