Lucha docente: ganar más sin capacitarse

Los docentes del sector público, como lo hacen anualmente, están en pleno proceso de lucha por conseguir aumentos salariales. Las autoridades del MEC afirman que hay fondos para la recategorización de los maestros, pero que el proceso debe ser gradual, a medida que los interesados se vayan capacitando y aprobando los exámenes de evaluación.

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A principios del presente año, se supo que solo el 44% de los docentes que se presentaron a la prueba escrita del Concurso Público de Oposición para la selección de docentes aprobó el examen. Esto quiere decir que, de los 10.874 maestros que rindieron, solo pasaron 5.153. Hay 9.000 cargos en juego, pero debido al pobre nivel académico de los docentes, persisten unos 3.800 cargos vacantes.

Los dirigentes sindicales no quieren saber nada de evaluaciones, exámenes ni concursos de oposición; exigen el aumento salarial para todos ahora y ya. La realidad no se apiada de ellos, pues en sus manifestaciones callejeras de esta semana, una pancarta exigía el “salario básico profecional”, sí, “profecional” escrito con c y no con s. El docente que escribió este reclamo debe retornar a la escuela a estudiar castellano y no ser mejor remunerado.

Esta polémica es tan antigua como debatir si fue primero el huevo o la gallina. Por un lado, nadie puede negar en serio que los docentes se merecen un mejor sueldo básico profesional, sobre todo, si comparamos sus asignaciones con las de los choferes, porteros o encargados de fotocopias del Banco Central o del Senado, sin hablar de las “secretarias VIP” o las “niñeras de oro” de ciertos líderes políticos.

Por otra parte, también resulta evidente la necesidad de mejorar sustancialmente la preparación académica y pedagógica de nuestros docentes; ya fueron varios los exámenes y evaluaciones para ocupar cargos directivos en el sistema educativo o ganar becas de posgrado en donde los resultados fueron desastrosos. El nivel de formación profesional de nuestros maestros es muy bajo y esto, entre otras cosas, se refleja en la mediocre educación que reciben los alumnos de colegios públicos.

Ante estas dos realidades, solo cabe elaborar y ejecutar un plan de mejoramiento sustancial tanto de la preparación profesional de los docentes como de sus niveles de remuneración salarial. Ambos objetivos deben ir juntos, acompañándose mutuamente porque son los dos pilares que sostienen un mismo edificio. Si emitimos resoluciones ministeriales o realizamos huelgas para fortalecer una sola de las dos patas, el sistema seguirá rengueando y no iremos a ninguna parte.

El docente que gana poco y el que sufre serias limitaciones académicas es una sola persona, es un solo ser, a quien se debe ayudar en forma simultánea en ambos aspectos. Es de suma urgencia que los dirigentes sindicales reconozcan esta situación porque exigir aumentos salariales para todos sin evaluación alguna es más un gesto de prepotencia y abuso de la tolerancia pública que un genuino interés por mejorar el sistema educativo nacional.

ilde@abc.com.py

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