Los alumnos expresaron que desde hace años exigen transparencia en la utilización de los recursos de gratuidad que administraba el director de la institución, Darío Ruiz. También solicitaron en múltiples ocasiones contar con los elementos y equipos básicos para obtener una educación de calidad acorde a nuestro tiempo.
En ese sentido, comentaron que la sala de informática cuenta tan solo con cuatro computadoras obsoletas para los estudiantes de bachillerato técnico en informática y diseño gráfico que suman más de 150 alumnos. Los laboratorios están en desuso desde hace más de dos años y se convirtieron en salas de clases por la falta de infraestructura. Estas áreas, años atrás, eran un modelo para otras instituciones del tercer departamento.
Los alumnos también denunciaron que hay un grupo de docentes que llegan tarde a la institución y se retiran temprano y que no desarrollan sus clases con la profesionalidad requerida. Otros dejaron de asistir al colegio, convirtiéndose en meros planilleros y enviando en su reemplazo a personas que no reúnen el perfil para desarrollar ciertas cátedras. Todo esto con anuencia y encubrimiento de los coordinadores de área.
Por ese motivo, los miembros del centro de estudiantes solicitaron que cuatro coordinadores y el propio director sean apartados del cargo mientras se realiza una auditoría en la institución para investigar todas las denuncias. Al principio, el MEC accedió a la solicitud de los estudiantes y apartó a los investigados.
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Sin embargo, la politiquería barata y el sindicalismo disfrazado lograron que los depuestos vuelvan a ocupar sus cargos con la excusa de que se los necesitaba para que la investigación sea rápida. Aunque, solo quedó claro que comenzará el amedrentamiento, porque el director ya denunció al presidente del centro de estudiantes y a dos padres en la fiscalía por los últimos hechos.
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