Últimamente las buenas noticias también tienen su escalafón y estereotipos, por eso hay hechos normales de supervivencia que se elevan a la categoría de extraordinarios.
Algunos de estos casos son tomados también por los medios de comunicación masiva más importantes, otros se propagan a través del posteo en redes. Todo esto crea un patrón sobre lo que es superación y/o bondad.
Es más, cada uno puede hoy día crearse un perfil y trabajarlo en pos de esta proyección. Muchos se ponen ellos mismos como referentes, algo que tiene su fórmula: nunca caer mal a la gente, sonreír en todas las fotos, usar frases motivadoras, no cabe ser contestador, ni polemizar.
¿Son estas buenas personas, noticias, ejemplos? Tal vez sí o no. Pero no todas las historias de vida tienen propaganda masiva, a pesar de ser unas más loables que otras.
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La buena gente, solidaria, heroica en un país con tanta desigualdad fundamentalmente económica, está y existe todos los días, son personas que por lo general tienen un perfil bajo, no precisan aprobación (“me gusta”, “me encanta”) porque consideran que solo cumplieron con honrar la vida tal como se presenta.
Lo más grande y lógico para ellos es llevarse armónicamente con los demás. Sobran ejemplos de hombres y mujeres fuertes y admirables que no tienen acceso a las redes, no es su cultura, son mayores o tienen alguna imposibilidad. Ellos también contribuyen enormemente, aunque no se divulgue.
Mucho me preguntan por qué a ciertas personas se les hace una nota periodística y a otras no. Ciertamente es una injusticia, pues soy de las que piensa que todos merecen una entrevista.
Pero la realidad nos dice que no todos pueden ser conocidos o reconocidos a nivel masivo, aunque sí en un entorno más pequeño, empezando por la familia, el colegio, la parroquia, el barrio, la comunidad, y esto no deja de tener valor y de potenciar el bien.
Donde reina la vida dura y sencilla abundan ejemplos de vidas íntegras, penosamente la inseguridad que sufrimos fue matando lentamente el que nos conozcamos más entre vecinos. Esta virtud de saludarse, conversar, conocer qué necesita el prójimo sigue existiendo todavía en el interior y en algunos barrios de la capital.
Salir en el diario o en la tele no siempre significa mérito o, como lo ve mucha gente, ni siquiera más oportunidades laborales o sociales. Por ejemplo, un/a joven que trabaja precariamente para poder estudiar no es una excepción, su historia representa a millones que hacen malabarismos ante el olvido y la marginación de las clases más honestas y menos favorecidas.
Equilibrio ante la multiplicación de los ejemplos de superación, y siempre será mejor evitar las comparaciones. Una frase –presuntamente– de Dickens dice lo justo: Haz todo el bien que puedas y haz el menor alboroto posible.
lperalta@abc.com.py