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El recapado asfáltico en torno del Lago de la República fue realizado entre 2014 e inicios de 2015. Poco más de un año después, esta muy transitada avenida se llenó de agujeros, a tal punto que los raudales que se forman cuando se registran lluvias intensas levantan el asfalto y los baches van creciendo. Lo mismo ocurre sobre la importante avenida Bernardino Caballero y otras calles que hace poco fueron recapadas.
Recientemente implementados en varias esquinas de Ciudad del Este, la mayoría de los semáforos no están funcionando.
Casillas y mesitas se instalaron en veredas del microcentro y el paseo central ubicado entre la avenida Monseñor Rodríguez y la Ruta 7, en el marco de la cuarta etapa de reordenamiento implementado por la Municipalidad. Todavía no fueron oficialmente entregados a sus beneficiarios, pero ya presentan deterioro, como baldosas rotas y puertas oxidadas.
Son todas obras públicas, encaradas por la Municipalidad esteña, administrada por Sandra McLeod de Zacarías (ANR), y la Gobernación de Alto Paraná, bajo gestión de Justo Zacarías (ANR), y muy publicitadas como prueba de que la imagen de la ciudad está cambiando. Eran inversiones necesarias, pero pareciera que no tienen la mínima calidad requerida para resistir ni dos años de uso.
Cabe plantearse –una vez más– cuál es el objetivo de las autoridades. ¿Hacer inversiones que marquen un antes y un después en la vida de los esteños, que realmente modernicen la urbe? ¿O hacer obras como mejor se pueda para beneficio de las contratistas y que estén culminadas justo a tiempo para su inauguración en años electorales y así puedan utilizarlas como parte de su campaña proselitista?
mariana.ladaga@abc.com.py