Maniobras, traiciones e hipocresía

La incorporación de Nicanor Duarte Frutos como senador no depende de sesudos y rutilantes fallos de la Justicia Electoral o de un súbito cambio de postura de la oposición sobre el tema sino sencillamente de que los colorados “solucionen” su disputa interna.

Cargando...

Es una perogrullada decir que si Mirta Gusinky no se hubiera presentado a jurar el sábado pasado, era difícil que tuviera éxito cualquier maniobra tendiente a evitar el juramento del exmandatario, más allá de lo que señala la Constitución en su artículo 189.

Los senadores Galaverna y “Beto” Ovelar, veteranos de mil batallas políticas, no tuvieron empacho en decir luego de la sesión preparatoria que fueron “madrugados” en su estrategia para hacer jurar a Duarte Frutos. El flamante presidente del Senado, Ovelar, confesó además que la presencia de Gusinky los sorprendió.

En cualquiera de los casos, sea que están mintiendo (y en realidad estuvieron confabulados con la jugada) o que realmente les ganaron la pulseada, la cuestión de fondo es la división vigente entre los colorados.

Por eso, querer culpar de todo sus males al expresidente del Senado Fernando Lugo, suena a un plagueo inconsistente o a un recurso poco creíble.

Según algunos análisis de ocasión, el problema de Nicanor es que su incorporación al Senado sería la llave para que posteriormente lo haga Cartes, cuando termine su mandato.

Sin embargo, en voz baja, referentes cercanos al presidente electo Mario Abdo Benítez dejaron en claro que el veto de Colorado Añetete al presidente Cartes sigue en pie.

Este panorama, llevó a especular que el cartismo en realidad consintió el juramento de Gusinky en vez de Duarte Frutos para poner al abdismo (que se comprometió con el ex mandatario) en un brete. La idea es que después del 15 de agosto juran juntos Cartes y Nicanor o no jura ninguno de los dos.

El problema es que debido a la dinámica de la política interna, el escenario ya habrá cambiado mucho para ese entonces.

Es difícil que los abdistas se presten dentro de 45 días a expulsar al senador Rodolfo Friedmann de su banca para que jure Cartes. Por su parte, Gusinky ya negocia su incorporación a una bancadita colorada que se armó con la evidente intención de “negociar” su respaldo al Ejecutivo.

Los sectores de la oposición, que teóricamente tenía una holgada mayoría en el Senado, fracasaron y también lo hicieron en la Cámara de Diputados, donde un sector se involucró en las maniobras de los colorados y se estrelló.

En la Cámara de Senadores se evidenció que la mayoría de la bancada liberal tiene como prioridad negociar espacios de poder con el nuevo oficialismo y conservar sus cupos en las instituciones públicas antes que pensar en una unidad de la oposición ahora. Ocurre que no hay ninguna elección muy cercana y, por tanto, no tiene para ellos ninguna utilidad práctica.

Hasta ahora, con este panorama, se puede decir que no hay nada nuevo bajo el sol en la política paraguaya.

Sigue en duda con quienes y cómo pactará Abdo Benítez la gobernabilidad de su gestión. Aunque puede evaluarse que el Ejecutivo ganó en el Congreso, sus movidas parecen zigzagueantes, como si jugara a dividir a todos para reinar.

El problema con esa clase de estrategia es que tiene un alto costo político, por lo cara que resulta en materia de entrega de prebendas y cargos, por el desgaste que trae aparejado y porque se puede volver en contra, en cualquier momento.

Hasta ahora, sigue siendo una incógnita la “muñeca” política del mandatario electo para manejar las crisis desde el poder que, de hecho, aún no tiene formalmente.

mcaceres@abc.com.py

Enlance copiado
Content ...
Cargando...Cargando ...