“Mariscala” de acero

SALAMANCA. Reconozcamos que Stroessner, en este sentido, se comportó con un dejo de dignidad si es que el término figuraba en su diccionario. Permitió que se utilizara la famosa canción “Mariscal de Acero” para cerrar la trasmisión del día de canales de televisión pero al menos no se obligó a que fuera cantada por los alumnos de los colegios al iniciar o concluir las tareas del día. Cuando nos sacudimos esa ignominia de escuchar que los actos públicos del Partido Colorado se iniciaban con la polca partidaria seguida inmediatamente después por la canción que la vil obsecuencia de un músico le había dedicado, descubrimos ahora que la megalomanía de la dictadura no se ha extinguido.

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De manera casi accidental se supo que los alumnos de un colegio público de Ciudad del Este, el Centro Educativo Municipal, cantan todos los días una canción en la que se afirma que: “Con McLeod Zacarías Ciudad del Este es un edén”. El nombre completo es Sandra McLeod Zacarías, intendente de dicha ciudad. Apenas se conoció esta verdadera aberración, María Gloria Pereira, directora de Currículum del Ministerio de Educación dijo que “está muy mal que se canten loas a la intendenta” para agregar luego que “es una grave contradicción. La institución educativa tiene que estar libre de política. Cantar esta canción es imponer un pensamiento direccionado (sic). A través de una canción rinden homenaje a políticos locales; no condice con lo que es la escuela”. Y concluyó: “Está muy mal. Esa canción ya no se tiene que cantar”.

La historia no termina aquí. La propia directora de la institución, Teresa Ozuna, que debería ser destituida sin más trámites, reconoció que la canción se viene cantando allí desde hace unos cinco años y sin ningún rubor alegó que “La música ‘pega’ y le gusta a los chicos porque arenga a luchar contra la ignorancia”. Esta canción fue compuesta por el profesor Justo Piñánez que en un gesto de “desprendimiento”, se la regaló al Centro Educativo Municipal. No se sabe qué recibió en retribución por tan benemérito gesto. Lo que sí se sabe es que desde hace tiempo hay quejas y denuncias de injerencias políticas en este colegio donde solo se contratan profesores colorados y hay quejas de que en épocas proselitistas los docentes son presionados para participar en los actos políticos, especialmente los relacionados con el matrimonio McLeod-Zacarías, ya que ella es intendente municipal y su marido, Javier Zacarías Irún es vicepresidente tercero de la Junta de Gobierno del Partido Colorado. De este modo, ambos tienen el control político de la capital del Alto Paraná. Para oscurecer aún más el panorama, la Junta Municipal del lugar acaba de aprobar un pedido de intervención de la administración de McLeod a raíz de 25 denuncias de supuestos delitos e irregularidades cometidos en la Comuna.

¿Cómo reaccionaron los McLeod-Zacarías? Con la absoluta ignorancia. “Sandra –dijo su marido– escuchó la música en un aniversario del colegio. Ella es una intendenta (sic) que va a todas las escuelas. A veces le hacen poesías, músicas, pero no es una cuestión regular, simplemente esporádica, un recibimiento cálido” y luego agregó que ellos no tenían “idea de que se cantaba como himno”. Y nosotros, tenemos que creerles pues en una ciudad de 225.000 habitantes nadie estaba enterado de que todos los días, unos seis mil alumnos que acuden a dicho centro educativo, cantaban loas a la “intendenta”. Claro que les creemos, porque todos somos idiotas.

En la misma entrevista que Zacarías concedió a la radio ABC Cardinal habló también de su apoyo a la reelección de Horacio Cartes. Dijo que los años de la dictadura hicieron que tengamos miedo de las reelecciones. No señor Zacarías. No le tenemos miedo a la reelección; le tenemos pánico, la sola idea nos aterroriza porque es evidente que el germen del autoritarismo no se ha extinguido, sigue latente, como las brasas bajo las cenizas que necesita nada más que un leve soplo para que de nuevo surja la llama. Y el gesto narcisista, vanidoso y ególatra, de su esposa, lo está ilustrando. No queremos más mariscales ni “mariscalas” de acero. Con uno solo, como el que tuvimos, nos basta y sobra.

jesus.ruiznestosa@gmail.com

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