Más allá de las elecciones

El país mañana va a las urnas para elegir a su séptimo presidente de la era democrática. Es un largo proceso de 29 años que tuvo momentos de tensión que finalmente fueron superados para ir consolidando paulatinamente un sistema democrático que todavía está lejos de tener un funcionamiento aceptable.

Cargando...

La coyuntura les otorga a estas elecciones algunas particularidades. Es la primera donde las redes sociales tendrán un impacto relevante hasta incluso poder modificar la relación de fuerzas en el Congreso.

Los audios filtrados meses atrás a los medios, donde quedó patente el escandaloso manejo de la justicia, no solo fue suficiente para destituir al senador colorado Óscar González Daher (imputado). Mediante la amplificación del caso y el constante bombardeo a través de redes sociales, el respaldo a la lista de candidatos de la ANR a la Cámara de Senadores tendrá una relevante merma.

Los primeros sondeos indicaban que los colorados podrían tener por encima de 20 senadores, pero con el caso González Daher esos números cayeron y ahora rondan las 15 bancas. La beneficiada podría ser la nómina del Frente Guasu, encabezada por Fernando Lugo, que ampliaría su base de apoyo con el consiguiente incremento del número de bancas. Si finalmente todo eso se confirma en las urnas, tendrá también consecuencias en la gobernabilidad del presidente que sea electo. En los papeles Paraguay tiene un sistema presidencialista, pero en la práctica administrativa es cuasi parlamentaria; de ahí que es fundamental tener la mayor cantidad de bancas que sea posible en el Congreso.

Otra cuestión que no debe ser pasada por alto es el considerable incremento del mal humor social con relación a la dirigencia política. El enojo no es gratuito, los políticos se encargan casi a diario de desdibujar su gestión tomando casi exclusivamente los beneficios que otorgan los cargos sin siquiera detenerse a cumplir con las obligaciones que demanda. El fastidio social está latente en todo tiempo, pero en estas elecciones podría tener un camino abierto para expresarse apoyado en la enorme oferta electoral. Eso no necesariamente significará dejar de lado a viejos actores del quehacer político, pero sí alcanzará para ir recortando su número, generando paulatinamente nuevos espacios para sectores que hasta ahora se limitaban a observar.

Pero lo más relevante de estos comicios será el nuevo paisaje político que empezará a conformarse a partir del lunes. Será el primer paso de un largo camino cuyo resultado todavía es incierto.

La llegada de Mario Abdo o de Efraín Alegre a la presidencia de la República afectará a la composición interna de los dos principales partidos políticos. Ninguno tiene el control partidario ni estructuras legítimamente propias. A partir de una victoria empezarán a armar sus propios esquemas partidos adentro, de manera a asegurar una cuota de poder en el largo plazo. La derrota los podría llevar irremediablemente a un exilio político del cual será difícil volver rápidamente.

Otro dato es que de la mano de Abdo volverá a tener preeminencia la dirigencia política más dura del Partido Colorado. El esquema que intentó imponer Horacio Cartes poniendo por delante a tecnócratas sin capacidad de gestión política pasará al olvido en un suspiro. Esta recomposición política irremediablemente afectará al manejo institucional del país, pero también obligará al Partido Colorado a tener que buscar nuevas formas de reinventarse para mantener el poder político y asegurar el respaldo popular más allá de las lealtades partidarias.

ogomez@abc.com.py

Enlance copiado
Content ...
Cargando ...