Mercosur: ¿debemos pedir permiso para negociar con otros países o bloques regionales?

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Así como en la última cumbre del Mercosur “por fin” se ha avanzado en la definición de algunos temas específicos, otras cuestiones transcendentales para la ampliación de los mercados internacionales y el aprovechamiento de la buena posición económica por la que atraviesa el Paraguay, frente a las crisis de Brasil y Argentina, aún siguen sin resolverse.

Recordemos que este proceso de integración económica y social se ha enfocado principalmente al libre comercio de bienes y servicios entre los Estados Partes mediante la reducción gradual de los aranceles internos (intrazona) y la determinación de aranceles diferenciados con relación a terceros países (extrazona), comprometiéndose los Estados Partes no solamente a la coordinación de políticas macroeconómicas sino, además, a “Celebrar consultas entre sí” cuando se negocien esquemas de desgravación arancelarias con terceros países.

Esta obligación genérica y no reglamentada constituye el “gran problema de la actualidad” pues mientras que algunos de los países “pedimos permiso”, y nos ponemos muy contentos con las decisiones aprobadas, como ha sucedido recientemente, otros sin embargo, mediante modificaciones en las legislaciones internas y trabas comerciales de todo tipo, toman decisiones que perjudican directamente a sus socios del bloque e incluso constituyen una “competencia desleal”.

Para completar el análisis y las conclusiones del trabajo que serán compartidas en varias entregas es importante resaltar que en el Artículo 6 del Tratado de Asunción se reconocen las denominadas “diferencias puntuales de ritmo para la República del Paraguay y para la República Oriental del Uruguay”, asumiendo los países grandes del bloque –Brasil y Argentina– el compromiso de otorgar un trato especial y diferenciado en el proceso de integración para el desarrollo. Si bien las excepciones al Arancel Externo Común formaron parte de algunas de las medidas tomadas al respecto, los primeros avances en esta materia recién se dieron en el año 2003 con la creación del Fondo para la Convergencia Estructural del Mercosur (Focem) y hasta la fecha no ha dado los resultados esperados.

Lastimosamente en el Mercosur ni siquiera se ha analizado la posibilidad de utilizar los incentivos tributarios como herramienta para paliar dichas asimetrías y, lo que es peor aún, hace tan solo algunos meses representantes del Gobierno analizaban la posibilidad de derogar los pocos regímenes especiales tendientes a la atracción de inversiones en el Paraguay, mientras que el Brasil amenaza con establecer zonas francas en las fronteras de mayor transcendencia económica, Argentina sigue implementando políticas fuertes para la protección de producción nacional.

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El trabajo de investigación incluyó un inventario de las leyes especiales incluidas en las legislaciones internas de los cuatro socios fundadores del Mercosur que otorgan incentivos tributarios para tratar de atraer inversiones extranjeras directas y otorgar ventajas competitivas y de esta manera, mediante el sacrificio fiscal de la reducción impositiva, lograr otros objetivos tan importantes como lo son la generación de empleo, el incremento de las exportaciones, entre otros.

Son más que conocidos y vividos en la práctica los conflictos entre los Estados Partes, sobre todo en materia de establecimiento de zonas francas, áreas de libre comercio, preferencias arancelarias, concesión de incentivos tributarios a fin de atraer la radicación del capital extranjero, políticas internas de fomento al desarrollo industrial, entre otros, los que con el correr del tiempo fueron acentuándose.

Seguimos y seguiremos siendo una Unión Aduanera Imperfecta

El Programa de Liberación Comercial dispuesto en el Anexo I del Tratado de Asunción, por el cual se deberían eliminar a más tardar el 31/XII/ de 1994 los gravámenes y demás restricciones al Arancel Externo Común, fue prorrogado tantas veces como fueron violados los principios antes mencionados. Es por ello que el Mercosur en la práctica actualmente no pasa de ser una Unión Aduanera Imperfecta y lo seguirá siendo en la medida en que no se cuenten con instituciones comunitarias fuertes y dependa exclusivamente del humor de los políticos de turno o de la situación económica de un momento determinado.

Los problemas de trabas comerciales y paraarancelarias y la vinculación directa de la voluntad de los gobernantes de turno son una constante.

PRÓXIMA ENTREGA: El comienzo sin fin de la guerra de las zonas francas.

(*) Abogada especialista en tributación y asesoría en inversiones. www.ruoti.com.py