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Con estas dos frases titula Miguel Ángel Criado su reportaje sobre la información de una investigación científica, recién publicada en la revista Nature Climate Change.
“Ecólogos de la Universidad de Yale de Estados Unidos, han partido de la situación presente de 19.000 especies de anfibios, aves y mamíferos, para determinar su rango geográfico o hábitat actual y qué espacio les quedará dentro de poco más de 50 años, hacia el año 2070”.
La conclusión de la investigación es preocupante, incluso alarmante. Como el comportamiento humano puede cambiar de aquí en adelante, tanto intensificando su impacto de daño ambiental aumentando la producción de CO2, como reduciéndola, los investigadores han analizado cuatro escenarios posibles según sea mayor o menor la intensidad y extensión del avance humano en la dirección que lleva actualmente.
En los escenarios medios, las especies perderán hasta el 50% de su hábitat. Eso significa que en las dos próximas décadas podrían desaparece miles de especies, siendo las más afectadas las de los anfibios.
¿A dónde caminamos los humanos con nuestro actual comportamiento? ¿Qué y cómo estamos pensando cuando deforestamos (o permitimos deforestar) masivamente, y tiramos las basuras en los torrentes de lluvias, arroyos y ríos (o permitimos que los vecinos las tiren), usamos el lago Ypacarai como vertedero de cloacas, arrojamos a los ríos las aguas cloacales de nuestras poblaciones (o permitimos que ESSAP las tire impunemente), etc…? Nuestra visión es miope, peor aún la miopía se ha instalado como anomalía epidémica en nuestra mente y en nuestra cultura.
Como es sabido la miopía es una anomalía o defecto del ojo, que produce una imagen borrosa o poco clara de los objetos lejanos. La persona miope sólo ve más o menos claro lo que tiene cerca.
Vale el adjetivo miope como metáfora para aplicarla al pensamiento en el mismo sentido que a los ojos. La mayoría de los ciudadanos estamos teniendo comportamientos que reflejan modos de pensar miopes, con los que se resuelven problemas presentes creándonos al mismo tiempo y a tiempo posterior problemas mucho más graves que el que teníamos ahora. Pero como esos problemas que estamos gestando con nuestros miopes comportamientos no son inmediatos, cercanos, no los vemos y no vemos la gravedad de sus efectos futuros.
Estamos colectivamente en un estadio infantil y subdesarrollado de pensamiento y cultura. El niño no sabe ver los efectos y consecuencias futuras de sus comportamientos. Vive solamente en la inmediatez. No hemos aprendido a pensar, porque nuestro pensamiento es inmediatista, en vez de mimar a la naturaleza con su exuberancia y los miles de especies que la enriquecen, dándole calidad y belleza, la maltratamos y destruimos. No sé si existe algún comportamiento más estúpido que el de la expoliación irracional e irresponsable de la naturaleza, cavando la fosa de nuestra propia sepultura colectiva. Con nuestras basuras contaminamos nuestras aguas y matamos peces y anfibios; contaminamos suelos, esterilizando nuestras tierras y contaminando los acuíferos; contaminamos el aire, eliminando el oxígeno que necesitamos respirar y destruyendo la capa de ozono que nos protege climáticamente; deforestamos con avaricia, aniquilando especies y desertizando el planeta…
El año 2070 está a la vuelta de la esquina. Yo no lo viviré, pero ni siquiera deseo imaginarlo. Vosotros, los jóvenes, la mayoría de los que tenéis menos de cincuenta años, viviréis. ¿Cómo?
Científicos y tecnólogos habrán llenado el mundo de espectaculares conocimientos y maravillosos medios para mejorar la calidad de vida. Los biólogos y otros especialistas de ciencias médicas habrán conseguido alargar la vida, mientras la miopía de nuestras mentes y cultura habrá destruido la naturaleza, nuestro hábitat, y hacer la vida imposible. Que los adultos seamos miopes es grave. Que los jóvenes heredéis la miopía es gravísimo. Gravísimo sobre todo para los que sois jóvenes y para vuestros hijos, porque sobrevivir en el 2070, si no cambiamos urgentemente de mente y cultura, será mucho más difícil que ahora. Si ahora en nuestro país, cuatro de cada diez niños son pobres, entonces ¿cuántos serán?
jmonterotirado@gmail.com