Miserias del proceso judicial

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Acaba de aparecer “Penas, miserias, mitos y penurias del proceso judicial. ¿Vale la pena litigar?”, del Dr. Jorge Darío Cristaldo Montaner. Técnicamente, no es un tratado jurídico sino unas reflexiones dictadas por la vasta experiencia profesional del autor.

Al terminar de leer los primeros capítulos –y ya no paré hasta el final con el mismo interés– me acordé de un programa de televisión en el que se ponen al descubierto los trucos de los magos más aplaudidos por su talento para asombrar al espectador. El tal programa nos introduce en el interior de los trucos, las simulaciones, el engaño, para divertir a la gente. El Dr. Jorge Darío Cristaldo Montaner hace lo mismo en su obra: nos conduce a las entrañas tribunalicias para mostrarnos, con rigor y preocupación, la práctica de los “magos”: magistrados, jueces, fiscales, abogados. Solo que estos nos ofrecen un espectáculo nada divertido, aunque muchas veces asombroso pero sin méritos para el aplauso.

El autor nos cuenta en el capítulo I: “Desde mi longeva experiencia como abogado de buena fe, me he propuesto desnudar ante el lector la realidad del proceso judicial, poniendo en evidencia desde adentro y desde afuera, sus aristas oscuras, sus latentes riesgos ocultos y su potencial corrupción. No sé si lo lograré”.

Conforme me introducía en los temas sentía la necesidad, con olvido de la vastedad de la obra, de comentar cada párrafo. Cualquiera de ellos ofrece a los lectores, con independencia de su actividad o profesión, la oportunidad de pensar, reflexionar, enterarse sobre una realidad cotidiana de la que nadie se escapa, pues los asuntos judiciales están en nuestras actividades como actores o como público. Como público, al ver, leer, o escuchar las calamidades demasiado frecuentes que nos golpean desde alguna oficina judicial donde se arreglan y acomodan las leyes para favorecer a quienes las han violado.

Se necesitaría de mucho espacio para publicar solo aquellos casos recientes que tienen que ver con la corrupción bendecida por la impunidad, madre de todos los delitos. Hoy se roba el dinero público sin pudor y sin temor. Es más, con orgullosa exhibición. Ya nadie, salvo algún delincuente de medio pelo, teme la intervención de la justicia. En los pasillos tribunalicios se sabe que cuando una determinada causa se remite a ciertos fiscales, o se buscan a ciertos jueces, es para que el asunto termine en la nada.

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¿Y los abogados? El Dr. Cristaldo nos recuerda: “Que Paraguay cuente con la mayor proporción de abogados (aproximadamente 570 por cada 100.000 habitantes) en Hispanoamérica, no es un motivo de orgullo, sino una auténtica tragedia preocupante para la sociedad, sobre todo cuando en este país, lamentablemente, la inmensa mayoría de los profesionales del derecho carecen de idoneidad científica y técnica, de probidad ética y de civismo”.

Se llega, entonces, a esta contradictoria realidad: El abogado podría ser honesto pero al carecer de “idoneidad científica y técnica” el resultado de su trabajo es el mismo del idóneo pero que desconoce la ética. En este punto, el autor nos dice: “El abogado aparece como el profesional que defiende en el duelo al respectivo cliente, vendiendo al mejor postor sus conocimientos teóricos, su experiencia técnica y su astucia. Así como en un combate verdadero normalmente vence el más fuerte y desalmado, en un proceso contencioso normalmente vence el más experto, el más astuto o el más inescrupuloso”.

Senadores, diputados, altos funcionarios del Ejecutivo acosan a los ministros de la Corte Suprema, a jueces y fiscales, en busca de beneficios personales o sectoriales. Si el acoso existe, es porque los magistrados se dejan acosar. Nada perjudica tanto a un país como la asociación para delinquir entre la política y la justicia.

Uno de los aciertos de este libro es su intención de llegar a toda la ciudadanía con independencia de su actividad profesional. En definitiva, los jueces, fiscales y abogados conocen sobradamente el manejo judicial pero no el ciudadano común que suele ser la víctima del sistema imperante en el Poder Judicial. Un sistema a cuyo interior, con mano segura, nos conduce el autor de este libro que se lee con deleite, pero también con preocupación.

alcibiades@abc.com.py