Los pacientes, en cierto modo, tenían impedimento para insertarse en la sociedad y en el trabajo.
Los médicos paraguayos Balmelli y Miguel García tienen la ayuda de dos cirujanos italianos, Marcos Stabile y Alexandro Giacomina, que generosamente ponen al servicio de los más necesitados sus conocimientos. Stabile y Giacomina, de probada formación científica, realizan cirugías muy complejas en Europa.
El afecto y la calidez humana durante la atención a los pacientes demostraron también la superación de ataduras, además de la excelencia en el campo de las ciencias médicas. Esto me hace recordar a los médicos de las décadas del 50 y 60 del siglo pasado, que cumplían la función pública en los hospitales, pero con altura, seriedad, responsabilidad y sobre todo con personalidad y altruismo. La formación científica desde luego no puede apartarse de la educación y la decencia. No tendría sentido cruzar los umbrales de la universidad y en la práctica dedicarse a corrillos baratos.
El equipo de profesionales Ñemyatyrõ Paraguay es todo un ejemplo de dedicación y entrega íntegra al servicio de la salud y el bienestar de los pacientes. En los hospitales públicos de nuestro país se necesita una buena dosis de ese nivel para que la población pueda volver a tener confianza en sus profesionales.
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