Todo el país tiene nuevas autoridades distritales en 250 intendencias municipales y un montón más de ediles que ya se sentaron en sus sillas, y como se sabe, muchas solo servirán para calentar nalgas y desde algunos pocos asientos han de escucharse esporádicas mociones que servirán para los diferentes municipios.
Con tan buenos ojos y comentarios fue observada la entrega de mucho dinero a los intendentes municipales que estuvieron y siguen estando, con el rekutu, desde el ejercicio anterior. Los municipios eran las instituciones indicadas para que distribuyan los fondos provenientes de Itaipú a través de programas de apoyo conocidas como los royalties y el Fondo Nacional de Inversión Pública y Desarrollo (Fonacide).
Es probable que no les hayan entregado este fondo a las gobernaciones dada la gran corrupción que engalana a muchas de las 17 gobernaciones que existen, también casi para la nada, dado el poco espíritu desarrollista y de gestión que tienen los mandamases departamentales. La mayoría solo sirve para apuntalar el encargo político partidario y poco o nada les interesa el proceso de la mejora, el adelanto y el progreso.
Pero también muchos de los 250 municipios y sus autoridades escribieron con tanta mala letra el uso de esos complementos económicos que recibieron todos los años. Observo a mucha gente arrojarse a conquistar puestos y cargos municipales con el exclusivo ánimo de manotear el presupuesto municipal y desfondar los fondos provenientes de la generosa Itaipú. Poner mucho dinero para conquistar los cargos es la constante y así surgen “concejales” que solo aconsejan que si no se cuenta con mucha plata es mejor dedicarse a ser un buen ciudadano paraguayo. Los méritos, la honestidad, la idoneidad, honorabilidad y la decencia de la gente ya no sirven para ocupar cargos de decisión en el Paraguay. Es lo invariable y lo lastimoso para todo el Paraguay.
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Es increíble que se continúe apostando a los intendentes sinvergüenzas que hicieron el rekutu. Solo en pocos países como el nuestro la gente puede exhibir tanto apego a lo ruin, a lo nauseabundo, a lo insano y a lo grotesco. Muchos de los que ganaron las intendencias sin el rekutu también pueden ocupar esta “lista de honor” en donde justamente la honorabilidad es la condición tácita en muchos de ellos. Pero lo más triste es que debemos laburar a lo loco y pagar nuestros impuestos para que muchos retrógrados, chupamedias y sabandijas de la política partidaria perciban sueldos que no se merecen.
Un caso palpable es lo ocurrido con Denilson Sánchez, alias Chicharõcito, quien se presentó y ganó la elección municipal en Capitán Bado estando con una orden de detención. Que se presente una persona en el Paraguay con demandas judiciales y triunfe en una elección municipal ya no es ninguna novedad ni primicia. El suceso y la ocurrencia acontecen al permitírsele presentarse a competir.
¿Cómo es posible que los partidos políticos permitan a los incompatibles con la simple armonía ciudadana exhibirse en elecciones? Felizmente en algunas localidades los sinvergüenzas se fueron al mazo, pero, infelizmente, en otros municipios fueron galardonados muchos maléficos apuntalados por las cabezas de los partidos políticos.
Los filibusteros jefes partidarios siguen apostando a sus clones que siguen jurando sobre una biblia porque en el Paraguay no concurre un Dios que sanciona y mucho menos existe una Patria que demanda...
caio.scavone@abc.com.py